Visita del presidente ruso
Rusia anunció una fuerte inversión
Encuentro con Cristina Kirchner. Medvedev dijo que la corporación estatal de energía atómica Rosatom llegará al país con 3000 millones de dólares. La visita del presidente ruso, Dimitri Medvedev, a la Argentina, la primera de un mandatario de ese origen al país en 125 años, dejó como saldo un millonario anuncio de negocios en materia de cooperación nuclear. Medvedev comprometió ayer ante Cristina Kirchner el desembarco en el país de la corporación estatal de energía atómica Rosatom con una inversión por unos 3000 millones de dólares.
La firma, explicaron a LA NACION altas fuentes oficiales, trabajará en el desarrollo de la central energética Atucha III, proyectada para realizarse en la provincia de Buenos Aires. Los planes argentinos indican que para fin de año debe completarse la instalación de la central Atucha II y que sólo entonces podrían comenzar los trabajos de factibilidad del proyecto que involucrará al gigante ruso.
Medvedev llegó a la Argentina ayer al mediodía y fue recibido por la presidenta Kirchner en la Casa Rosada por la tarde. Mantuvieron una reunión de una hora y suscribieron una docena de documentos de cooperación bilateral.
Al término del encuentro, los mandatarios dieron una conferencia de prensa en la que resaltaron el carácter "histórico" de la visita y describieron el impacto que podrían tener los negocios proyectados.
"La llegada de Rosatom al mercado argentino traerá miles de millones de dólares para la construcción de bloques energéticos e infraestructura", puntualizó Medvedev.
"La mayor parte del trabajo lo harán empresas argentinas, lo que generará empleo", agregó el presidente ruso. La presidenta completó la proyección. "Además, el 50% de los componentes en materia nuclear serán de origen local. Es un trabajo con mucho valor agregado", dijo.
Temas ríspidos Los temas ríspidos de la relación comercial bilateral, que orilla los 1300 millones de dólares, se abordaron entre los ministros. Entre otros puntos complicados de la relación figuran las trabas puestas por la Argentina para las exportaciones de carne a Rusia, lo que en 2009 suscitó una airada queja de Moscú. "No hablamos de carne. Lo hicieron otros funcionarios y se aseguraron los compromisos de la Argentina de envíos cárnicos a Rusia", fue la explicación de la Presidenta.
La política internacional también estuvo en la agenda de la conversación. Kirchner y Medvedev repasaron el impacto que el fortalecimiento del vínculo podría tener para la sintonía de ambos países con los Estados Unidos.
"Ahora en la Casa Blanca hay personas sensatas que no mirarán con recelo este vínculo", dijo Medvedev. "A la Presidenta le dije que en América latina deben estar representados los principales actores globales", agregó. Y, sin vueltas, completó: "El mundo es global, y en última instancia, no nos importa".
La presidenta Kirchner coincidió. "El mundo ha cambiado, y la tensión entre Este y Oeste ha culminado. Además, hay nuevos actores globales y nuevos dirigentes", dijo. "No somos el patio trasero de nadie. Nosotros queremos relaciones normales y maduras con todo el mundo", afirmó.
Fue entonces cuando la jefa del Estado hizo una breve consideración respecto del impacto de la Guerra Fría en la región. "La división del mundo en dos para nosotros fue muy trágica porque todo aquel que era considerado rojo era perseguido", dijo la Presidenta en alusión al impacto de la Guerra Fría en la región.
Además, remarcó la contradicción de lo que, consideró, fue un cambio en el paradigma global. "Es contradictorio que con el avance tecnológico en el siglo XXI los enfrentamientos sean por causas religiosas o de fe", dijo.
Entre otros convenios suscriptos ayer se destaca la compra por parte de la Argentina de dos helicópteros MI 17 para incorporar a las tareas de las Fuerzas Armadas en la base antártica.
Medvedev llegó acompañado de una comitiva oficial integrada por el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación, Sergei Lavrov; el director del Servicio Federal, Serguey Alexeyevich Dankvert, y el presidente de la Agencia de Energía Atómica (Rosatom), Sergei Kirienko, entre otros. Hoy por la mañana partirá a Brasil.
Lucas Colonna LA NACION
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