Temblor financiero en la UE
Cientos de argentinos reviven en Grecia el drama sufrido en 2001
Hallan similitudes con la crisis que ya padecieron. Ellos están radicados aquí y sufren la catástrofe económica que sacude al país y, que, se prevé, se traducirá en alta conflictividad social, sacrificios, durísimos recortes salariales, aumento de la pobreza y del desempleo y la recesión en los próximos años. ATENAS. Hay unos 400 argentinos a los que estos días turbulentos de Grecia no les son ajenos. Ellos están radicados aquí y sufren la catástrofe económica que sacude al país y, que, se prevé, se traducirá en alta conflictividad social, sacrificios, durísimos recortes salariales, aumento de la pobreza y del desempleo y la recesión en los próximos años.
Viven la realidad preocupados, pero, sobre todo, como un déjà-vu, como otra experiencia dura, que se suma a los muchos sacudones con los que aprendieron a convivir y que les curtieron la piel.
"Para los griegos es grave. Para nosotros es una mancha más al tigre", señala Marcela Hammerly, una santafecina que vive en esta capital desde hace tres años y que participó de un encuentro de argentinos realizado con esta enviada gracias a la colaboración del cónsul Martín Lafforgue.
No por motivos de discriminación sexual, sino por casualidad, a la cita acudieron solamente mujeres, que en los últimos días de desórdenes, violencia y muerte, admitieron haber tenido miedo, pero, sobre todo, reminiscencias de diciembre de 2001.
"Lo del miércoles fue muy parecido, no igual, a cuando hubo enfrentamientos en la Plaza de Mayo y De la Rúa salió en helicóptero de la Casa Rosada. Yo trabajaba en el microcentro y tuve que refugiarme en el Tortoni", evoca Marcela, de 50 años, experta en lenguas que se instaló aquí porque se enamoró de un griego.
Más allá del déj à- vu, las argentinas contaron que en estos días de incertidumbre y tensión se han sentido en cierto modo "protagonistas" de esta tragedia griega del siglo XXI porque han sido bombardeadas con preguntas por parte de los griegos, que creen que lo que pasa aquí es lo mismo que pasó en la Argentina del default.
"Todos mis amigos me llaman para pedirme consejos? Y yo lo único que les digo es que saquen la plata del banco y que la metan debajo del colchón", dice Mariana Kutulas, una salteña de 32 años, nieta de griegos, que vive en Atenas desde hace cuatro años. La afirmación provocó enseguida la reacción de las demás argentinas: "¡Pero si acá no hay corralito!".
"Los griegos creen que la crisis es igual a la Argentina, pero yo les explico que lo que pasó con nosotros no tiene nada que ver, que Grecia está dentro de Europa, que es otra cosa, pero el paralelismo es inevitable", afirma Elena Marcopulos, porteña de 65 años, hija de griegos, que se mudó en 2001 y dejó en Buenos Aires un divorcio, tres hijos y una nieta.
Para ella, sin embargo, la crisis, que no la afecta personalmente porque trabaja en una empresa privada, por lo que no le tocarán el salario, no es tan dramática como parece.
"Los griegos la viven como si ellos no estuvieran en Grecia? Yo trabajo en una agencia de turismo y nadie llamó para cancelar las reservas. Los restaurantes y las tabernas están llenos", dice.
"Es evidente que la crisis afecta más al nivel bajo de la población, es decir, los jóvenes que ganan 700 euros por mes y los jubilados -añade-. Para el próximo feriado del Espíritu Santo, que cae cerca del 25 de mayo, no se consigue nada para ir a Mykonos."
Mariana, que es actriz y cuenta que su papá está preocupadísimo por las imágenes de Atenas en llamas, opina algo parecido: "Los griegos deberían ver lo que pasó en la Argentina, los sobresaltos que tuvimos? Se quejan porque no pueden usar más el Mercedes, o por los impuestos que van a tener que empezar a pagar. Y no se dan cuenta de la pobreza mucho más fuerte que hay en la Argentina".
"El griego quiere tener todo porque está acostumbrado? Mi papá dice que el griego siempre vivió de prestado, porque es un país chico, sin industria", añade.
Asiente Marcela, que agrega que Emanuil, su marido griego, empresario, suele decir que "Grecia no tiene plata; los griegos, sí".
Más allá de las humoradas, se vienen tiempos difíciles. "Yo no tengo un trabajo estable, alquilo un departamentito que me prestan unos primos, pero empiezo a sentir que todo está más caro en el supermercado", dice Elvira Andikoguiannopoulos, mendocina hija de griegos, de 44 años, que decidió venir a vivir a este país en 1999 y que trabaja como bailarina de danzas típicas, como extra y cuidando chicos.
Dejando de lado el bolsillo, lo que más les preocupa a las argentinas es la alta conflictividad social que vendrá junto con el durísimo plan de ajuste puesto en marcha.
Pese al panorama sombrío, nadie cree que el premier Giorgios Papandreu se termine yendo en helicóptero como De la Rúa. Y a ninguna de las argentinas se le ocurrió nunca armar valijas y pegar la vuelta. Todas extrañan, pero de volver, ni hablar. ¿Qué le hace otra mancha al tigre?
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