Torneo Apertura
Banfield es una lluvia de emoción
En un partido electrizante, venció a Estudiantes 2 a 1 y se afirmó como candidato al título; hubo tres golazos: Silva, Verón y Erviti; al final, hubo fuegos de artificio y hasta los hinchas cantaron entre lágrimas.
Banfield emociona. Contagia por su juego, por su ritmo, por su voracidad. Porque se propone ganar y gana. Porque cree que el título es posible y se disfraza de candidato, una noche de lluvia y viento, en un triunfo inolvidable frente a Estudiantes por 2 a 1. Lo baja de la cima y se aferra a ella con la credencial de un examen aprobado con muy buena nota. Banfield emociona. Porque despide a su equipo, el que marcha primero e invicto, con aplausos, con lágrimas, con ese grito de guerra que a muchos estremece: "Que de la mano de Falcioni, todos la vuelta vamos a dar...". Hasta lanzan fuegos de artificio. ¿No será mucho? Así vive Banfield. Tal vez, con la sombra reciente de Lanús, de ese auténtico club modelo que vive en la otra vereda, Banfield, ahora sí, ahora más que nunca, siente que puede tocar el cielo con las manos.
El primer capítulo tuvo un ritmo tremendo. Una auténtica final por la lucha por la punta. Banfield demostró, con buenas intenciones, que quería recibirse de candidato de una buena vez. Expuso su seriedad, compromiso colectivo y una audacia que parecía impropia en los equipos que dirige Julio Falcioni. Un cabezazo de Silva, directo al palo, tras un centro de Erviti, mostró ese entusiasmo. Y, al rato, lo selló otra vez el uruguayo, el gran artillero del certamen; con una media vuelta que dejó en ridículo a Ré, de zurda, abrió el score, luego de una habilitación precisa de Fernández de cabeza. Los orientales, otra vez, impusieron su presencia. No se retrasó Banfield: buscó aún más.
Aprovechó, eso sí, la extraña expulsión de Enzo Pérez, que por un insulto (¿fue a un compañero o directo al árbitro Carlos Maglio?) dejó el campo de juego a los 13 minutos. Estudiantes estaba aturdido. No tenía la pelota y sufrió en demasía, ya que Battión controló a Verón. Pareció una suerte de marca personal. Celosa, esmerada, bien táctica.
El desarrollo, la pelota, el escenario: todo era propiedad de Banfield. Apenas un tiro libre de Verón, directo al palo, demostró que el equipo platense tenía vida propia. Pero no lo parecía: el conjunto del Sur decía, firmaba su compromiso con la lucha por el título. Aprobaba el examen.
No contaba, claro, con el amor propio de Estudiantes. Al León, al campeón de América, nunca hay que darlo por vencido. Una gran asistencia de Boselli hacia atrás encontró en soledad a Verón (¿dónde estaba Battión?), que ensayó un disparo que rozó el travesaño e ingresó en el ángulo derecho. Para recortar y guardar. Para mostrarlo a las próximas generaciones de pincharratas. Se quedó, apenas por un momento, el ímpetu de Banfield. Y Estudiantes se sintió fuerte en los siguientes minutos, siempre con un valor menos, pero con la actitud propia de los auténticos gladiadores de la cima.
El partido, de brillante primera parte, bajó algo el ritmo en el siguiente capítulo, porque las piernas ya no respondieron. Se tomaron una licencia, apenas un instante, una pausa. Y volvieron con todo. Estudiantes tomó la posta: Salgueiro, un par de veces, expuso el poderío del León, aunque chocó con la capacidad de Lucchetti. Y en la primera que tuvo Banfield, de peligro real en la parte final, ensayó una obra de arte: Erviti dejó en el césped a Ré (¡otra vez, Ré!) y definió, con una clase maravillosa, con esa zurda que no suele marcar goles. Lo hizo, esta vez lo hizo.
Mayor dramatismo, entonces, tuvo el último tramo. Estudiantes avanzó con más decisión y Banfield, con espacios, con un jugador más, pudo disfrutar de su banquete. Erviti guió a Banfield, con su habilidad de estilista. Y Verón, con las piernas gastadas, estableció que el León estaba herido. Sólo herido.
Pero Banfield no lo dejó despertar. Y ganó. Y bajó a Estudiantes. Y sigue primero, invicto y con derecho a soñar. Esas lágrimas, Banfield, esa lluvia. Ahora sí, Banfield. A brillar.
El clima dejó en mal estado el campo de juego El escenario de Peña y Arenales no ofreció garantías al espectáculo. El césped, en realidad, sufrió en exceso el mal clima: hubo charcos de agua por todos los sectores. Influyó, por momentos, en el desarrollo. El balón se frenó en varios momentos, algunos jugadores se resbalaron y hasta hubo infracciones que se podrían haber evitado.
LO POSITIVO Banfield, el invicto, y el mejor arranque de su reseña Banfield es el único invicto del Apertura. Es su mejor arranque histórico, con 12 partidos sin caídas (7 éxitos y 5 empates), tras el 0-3 ante Tigre, en la última fecha del Clausura.
LO POSITIVO II En su escenario, el Taladro es casi una misión imposible Como local, Banfield lleva 6 partidos sin perder: 5 éxitos, ante River, Chacarita, Newell?s, Godoy Cruz y Estudiantes, y un empate, con A. Tucumán.
LO DESTACADO Estudiantes cortó su serie de dos triunfos seguidos Estudiantes tenía dos victorias consecutivas: 2-1 vs. Godoy Cruz (11a fecha) y 1-0 vs. Atlético Tucumán (10a).
Con seis goles, Banfield casi no sufre atrás Argentinos, Lanús, Newell?s, Atlético Tucumán, Arsenal y Estudiantes fueron los únicos equipos afortunados que le marcaron a Banfield. Cada conjunto le anotó apenas un gol. Es, claro, el conjunto que menos sufrió en su propia valla.
Para Sabella, la derrota fue un golpe muy duro "Fuimos superiores en líneas generales y, la verdad, no merecimos perder. La verdad, esta derrota es un golpe muy duro para nosotros, pero tenemos que levantarnos; no nos queda otro camino", comentó Alejandro Sabella, entrenador de Estudiantes.
En tiempos recientes, el León no puede con Banfield Ahora, Estudiantes suma tres partidos sin vencer a Banfield, con un empate y dos derrotas. El último triunfo platense fue el 8 de febrero de 2008, por la 1ª fecha del Clausura, por 2 a 1.
Fuente: Sebastian Torok - |