Reunión bilateral en Berlín
El pago de la deuda enfrentó a la Presidenta con Merkel
La canciller alemana la instó a aceptar la supervisión del FMI en el pago al Club de París, rechazada por el gobierno argentino; contra lo que había dicho Cristina Kirchner, la deuda fue el tema central. BERLIN.- Firme e insistente. Así se mostró la canciller alemana, Angela Merkel, ante la negativa de Cristina Kirchner a aceptar el monitoreo del Fondo Monetario Internacional (FMI) para saldar la deuda con el Club de París.
Fue el principal reclamo que la mujer más poderosa del mundo le planteó a la Presidenta en el almuerzo -cordial, pero intenso- que compartieron ayer en el gigante edificio de cemento y vidrio de la cancillería federal.
Con sustanciales diferencias sobre el papel del FMI en la reestructuración del pago de los 6700 millones de dólares que la Argentina les debe a los 19 países que integran el grupo, en el que Alemania es el principal acreedor, Merkel y la Presidenta acordaron relanzar una comisión binacional para abordar los temas conflictivos. Fue una suerte de tregua ante la falta de acuerdos. "Un paraguas en la relación", según la definición de un ministro argentino.
Para diluir el mal trago del reclamo alemán, Cristina Kirchner eligió el contraataque. Le pidió a Merkel, en una conferencia de prensa conjunta, que contemplara, a la hora de los reclamos por el Club de París, los beneficios fiscales que reciben las empresas alemanas en la Argentina, y le planteó una fuerte queja por las restricciones a las exportaciones de carne por parte de la Unión Europea. "Alemania es el segundo destino de las ventas argentinas", le asestó.
La canciller alemana, poco afecta a las sonrisas, esta vez no paró de reírse. Con los labios apretados, miraba tentada a la veintena de fotógrafos que le iluminaban la cara con los flashes y trataba de contener la risa. No por lo que en ese momento decía Cristina Kirchner, claro, sino por la cantidad de imágenes que le tomaban, lo que provocó un revuelo en plena conferencia y hasta ella, tan seria e inmutable- los exhortó a que le hicieran un álbum de recuerdo.
A pesar de que el canciller Héctor Timerman había negado rotundamente que el conflicto por el Club de París fuera parte de la agenda bilateral, fue la propia Presidenta la que ayer abordó el caso.
"El del Club de París se tocó en la reunión como uno de los temas. Es conocida la posición de la Argentina respecto de la participación del FMI en esta negociación. La voluntad de la Argentina siempre ha sido la de pagar sus deudas", sorprendió la Presidenta, que había buscado bajarle el tono a la disputa para no opacar los resultados del viaje.
"La idea es hacer una renegociación de la deuda amplia", agregó, y le puso plazo de iniciación para el año próximo. Sin escapatoria, esquivó el golpe del reclamo alemán: recordó que las empresas alemanas giraban sus utilidades a sus casas centrales y reiteró que eso era gracias "a los beneficios fiscales, préstamos y promociones" que daba su gobierno. Sonó a una prenda de cambio.
"Las relaciones son buenas, pero queremos ampliarlas", respondió la líder alemana. "Entre buenos amigos, deben ganar ambos", retrucó la Presidenta y planteó que mientras que las exportaciones alemanas hacia el país subieron un 50% el último año, las argentinas cayeron el 2%.
Ni comieron. Había sopa de entrada y lomo de plato principal. Merkel fue la primera en disparar y, según reconstruyó LA NACION, le preguntó a la Presidenta cuál era su posición respecto de la deuda con el Club de París. "Pagar", contestó la jefa del Estado, pero sin el FMI. "El Fondo no es el mismo que el de 2001", la invitó a reflexionar la canciller. Cristina Kirchner insistió en sus duras críticas al organismo. Y no hubo acuerdo.
Según sostuvo la Presidenta durante la rueda de prensa, en la que sólo se permitieron dos preguntas, la propuesta de relanzar la comisión binacional había sido una idea suya, que Merkel aceptó. "Tenemos la premisa de lograr un mejor comercio. Empezaríamos con las negociaciones a principios de 2011, como para tener la plataforma para un comercio moderno y mejorar las relaciones financieras", declaró Merkel, que felicitó a la Argentina por el Bicentenario y destacó la inauguración, el 17 de diciembre, del instituto científico Max Planck en Buenos Aires.
Merkel dedicó buena parte del almuerzo, en un salón de estilo minimalista con vista a los extensos jardines de la sede gubernamental teñidos de un amarillo otoñal, a testear a la Presidenta sobre su postura respecto de la integración del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y su posición sobre el cambio climático.
Hubo diferencias. Cristina Kirchner le ratificó que pretendía eliminar los miembros permanentes del organismo de la ONU, a contramano del lugar que reclama Alemania, y le ratificó su posición sobre que los países desarrollados se hicieran cargo de la contaminación en una mayor proporción que las economías emergentes, según fuentes de la comitiva.
A contramano de lo que esperaba el gobierno nacional, la canciller alemana anunció que recién viajará en visita oficial a la Argentina en 2012. Después del recambio presidencial.
Por Mariana Verón Enviada especial
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