Violencia de Fin de Año
El Estado nuevamente ausente se desnudó en Constitución
Todo lo que empieza mal, termina mal, dice una Ley de Murphy. Los disturbios en la estación Constitución fueron el final casi obvio de una jornada muy negativa del Ejecutivo Nacional, que comienza a convencer a gran parte de la opinión pública que no se encuentra en condiciones de intentar un 3er. período presidencial consecutivo. CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). ¿Fue Eduardo Duhalde el responsable del vandalismo en Plaza Constitución o solamente la impericia o irreponsabilidad del gobierno de Cristina Fernández? En cualquier caso, el escenario es muy preocupante porque el Estado se encuentra cada vez más distanciado de la gente.
Los cortes de energía eléctrica que afectan a cientos de miles de usuarios y las escenas de pugilato en los accesos a las sucursales de entidades bancarias estatales por la escasez de papel moneda, antecedieron a las escenas terribles de Plaza Constitución.
El Frente para la Victoria en todas sus versiones, busca pruebas de que Eduardo Duhalde se encuentra detrás del estrepitoso derrumbe de Cristina Fernández en las encuestas de opinión pública.
Sin embargo, es la impericia de la Administración la única responsable de los acontecimientos que corroen la pasada popularidad de Cristina victimizada.
Desde hace tiempo que numerosos taxistas se niegan a llevar a sus pasajeros a Plaza Constitución, tierra de nadie aún en los horarios diurnos. Los delitos son permanentes en la estación y adyacencias, y ocurren ante la ausencia o irresponsable o cómplice de los efectivos de la Policía Federal Argentina, que deberían custodiar el territorio ferroviario porque pertenece a la Nación y no a la Ciudad.
No debería sorprender, entonces, que fuese en Constitución -donde delincuentes y otros marginales se mezclan con la gente de trabajo que transporta el ex ferrocarril Roca- donde ocurrieron los desmanes.
Al fin de cuentas, los archivos fotográficos exhiben imágenes de anteriores episodios de violencia que ya han ocurrido en Plaza Constitución, durante la propia Administración Kirchner, como consecuencia de interrupciones abruptas en el servicio de trenes. Algunos de esos episodios provocaron la cancelación de la concesión del ex Roca a la empresa El Metropolitano.
Entonces, en ese escenario de Estado ausente desde hace años, el Cristinismo -período decadente del Kirchnerismo- exhibió 4 contundentes demostraciones de irresponsable desinterés de los gobernantes por la suerte de los gobernados.
Podría mencionarse
> un Estado ausente por permisivo: la tolerancia ante la ocupación de espacios públicos para manifestarse es una marca registrada del Kirchnerismo que así cree lavar sus culpas por ser más ladri que progresista.
La mayoría de la sociedad se encuentra turbada por la agresión permanente que supone la imposibilidad de circular con libertad.
Las restricciones han sido permanentes durante los últimos días en el centro de la Ciudad. Antes, la indignación fue notable por la ocupación ilegal del Parque Indoamericano y otros predios.
Ahora, un grupo de 200 ex empleados 'tercerizados' del ex Roca cortaron las vías a la altura de la estación Avellaneda para presionar en su negociación con el Ministerio de Trabajo para su reincorporación.
La consecuencia inevitable fue la cancelación del servicio ferroviario a partir de las 11:00 del martes 23/12. Y al Estado no pareció importarle. Si toleró que durante 2 años un grupo de alucinados interrumpiera la circulación por un puente internacional sobre el río Uruguay, ¿por qué habría de preocuparlo la interrupción del servicio ferroviario hacia el sur del Gran Buenos Aires?
> un Estado ausente por imprevisor: con el servicio ferroviario interrumpido desde las 11:00 ¿cómo esperaban las autoridades que reaccionara el público cuando a las 18:00 se desesperaba por ignorar cómo haría para regresar a sus hogares?.
Juan Pablo Schiavi, secretario de Transporte de la Nación, no se preocupó por comunicar a los interesados que no fuesen hacia Constitución. Tampoco diagramó un servicio ampliado de emergencia del autotransporte de pasajeros para impedir el embudo humano en Constitución.
Carlos Tomada, ministro de Trabajo, no aceleró las intimaciones a los 'tercerizados' ni alertó a la Casa Rosada, a medida que pasaban las horas, que no habría acuerdo y que el conflicto era inevitable.
Aún relamiendo sus heridas porque el Fente para la Victoria eligió a Amado Boudou y no a él para disputar la Jefatura de Gobierno porteño, Tomada ni siquiera se preocupó de aconsejar al ineficiente Schiavi acerca de la necesidad de acelerar el desalojo de las vías del ex Roca por orden judicial.
Nilda Garré, ministro de Seguridad, creyó que la idea de Schiavi de bajar las persianas, cerrando la estación, era suficiente. Y por eso destacó una pequeña dotación de policías federales en vez de ordenar un procedimiento compatible con el volumen de pasajeros que llegaría, en forma simultánea, a Constitución.
> un Estado ausente por pasivo: habían pasado ya más de 45 minutos de refriegas televisadas en directo cuando la Policía Federal dispuso el desplazamiento de eectivos según las circunstancias.
Nilda Garré no solamente arriesgó en forma innecesaria a los efectivos que desplazó inicialmente hasta Plaza Constitución, sino que meditó demasiado no ya en recuperar el control del espacio público, sino en rescatar o socorrer a los policías que ni siquiera tenían escudos para todos y soportaban una lluvia de piedrazos.
Descubrir a una dotación de policías federales huyendo, con desesperación, de frustrados pasajeros violentos, obliga a preguntarse qué harán estos policías federales cuando deban enfrentar a las 'barrabravas' de los clubes de fútbol durante el próximo torneo Clausura 2011.
> un Estado ausente por ineficiente: luego de largos 7 años de abundantes subsidios ferroviarios, resulta que cada día los pasajeros viajan en condiciones más deplorables -la calidad del servicio del ex Roca provoca enojo-.
No se trató solamente de pasajeros que llegaron un 23/12 a una estación de trenes con ansiedad por trasladarse a sus hogares, en una jornada de exasperante elevada temperatura, sino de la certeza de que, en el mejor de los casos, viajarían muy mal hasta arribar a destino.
Con un pie en la escalerilla del avión que debía llevarla hasta Santa Cruz, Cristina Fernández seguía los acontecimientos en Plaza Constitución convencida de que una 'mano negra' la persigue. Para buscarla decidió quedarse hasta hoy en Olivos.
El Frente para la Victoria busca por estas horas pruebas de que Eduardo Duhalde se encuentra detrás de acontecimientos que le provocaron a Cristina la feroz pérdida de imagen positiva (22 puntos solamente como consecuencia del Indoamericano. A eso habrá que agregarle los eventos en el predio del club Albariño y los desmanes en Constitución).
Pero el Kirchnerismo es incapaz de evaluar sus errores y aprender de ellos. Busca conspiraciones en forma permanente, necesitado de justificar así la crisis de su gestión. Y aún cuando hubiesen llegado 'infiltrados' a Constitución, el enojo de muchos de los revoltosos era genuino, y ante las cámaras de TV no ahorraron improperios contra la Presidente de la Nación, el sindicalismo que cortaba las vías y los policías que no garantizaban la libre circulación de las formaciones ferroviarias.
Los acontecimientos se suceden, uno tras otro. Y eso que el año electoral todavía no comenzó ni se aceleró la inflación que agita el conflicto social.
Una lástima que Néstor Kirchner no se encuentre presente para asistir a la crisis de su bendito 'modelo'.
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