Una costumbre permanente: sumar títulos
Estudiantes se quedó con el trofeo "Ciudad de Mar del Plata"
En un partido con escasas situaciones de gol, el equipo de Sabella y River igualaron 0 a 0, un resultado que coronó al conjunto platense. MAR DEL PLATA.- Fin de 2010 con el título del Apertura. Comienzo de 2011 con otro trofeo, aunque de rango mucho menor, pero siempre bienvenido: Estudiantes anoche igualó sin goles ante River y se quedó con el trofeo Ciudad de Mar del Plata.
Pese a presenciar un primer tiempo aburrido, con contadísimas situaciones de gol, algo quedó en claro a partir de los planteos y las interpretaciones de los mismos: la principal diferencia entre ambos es que Estudiantes sabe a qué juega.
Tiene una línea clara, que se aceita a partir de los encuentros entre Enzo Pérez y Pablo Barrientos; ellos escalonan la acción y habilitan a Gastón Fernández y Hernán Rodrigo López. River es un equipo en formación, que anoche apeló a un esquema más tradicional y conservador con cuatro defensores en el fondo, lo que tuvo un efecto inmediato: el conjunto de Juan José López no pasó tantos sobresaltos en defensa como contra Boca.
En este reparto de protagonismos, Estudiantes fue algo más, pero pecó de impreciso. Tuvo más la pelota manejada por Juan Sebastián Verón y Rodrigo Braña, pero le faltó sorpresa para llevar peligro hacia el arco del seguro Leandro Chichizola.
El equipo platense se repitió en pases profundos pero anunciados, y eso facilitó la tarea de los dos centrales de River, que aunque casi no llegó, dispuso de la mejor jugada con un mano a mano de Roberto Pereyra que desvió Orion.
Apenas comenzado el segundo tiempo, de nuevo Pereyra tuvo la apertura en sus pies, pero definió alto ante la salida de Agustín Orion. Fue un aviso: River mostró mayor actitud y peligro en la segunda mitad. Lamela, con su movilidad, aportó más, y hasta estuvo a centímetros del gol en una definición que se fue muy cerca del palo izquierdo de Orion.
El Pincha tuvo la más clara a los 35 minutos, con un desborde de Desábato en una extraña posición de puntero izquierdo que obligó al difícil despeje de Juan Manuel Díaz.
Igualmente, el partido siempre transitó por los carriles del juego enredado y poco claro, con alguna pierna fuerte incluida y discusiones, con poco y nada de pelota bien guiada y jugadas de riesgo frente a los arcos.
Para River quedó una mejor cara respecto del rostro desdibujado del superclásico. Estudiantes, sin jugar bien, mantuvo su sana costumbre: festejar.
Fuente: canchallena -
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