Falleció un creador infatigable
El adiós a Mario Clavell
Tenía 88 años y murió dejando un legado de más de 800 canciones.
Nunca dejó de grabar, de componer y de presentarse en vivo. Y en los últimos años compartió esa infatigable labor con permanentes homenajes y reconocimientos.
El mundo del espectáculo y el público en general sentirá la pérdida de este notable autor y compositor de la música romántica.
"Soy un amanuense, como solía decir Borges. Las musas, con las que tengo una buena relación, me soplan cosas al oído y yo me limito a repetir esos susurros", solía decir con su eterna sonrisa Mario Clavell, cuyo fallecimiento -ayer, en esta capital, a los 88 años- deja a la música popular melódica sin uno de sus creadores más prolíficos.
Clavell creía en el don de la intuición como principio inspirador de su obra, compuesta por más de 800 canciones.
Brilló, por supuesto, en el mundo del bolero, al que aportó algunos éxitos que dieron la vuelta al mundo ("Somos", "Abrázame así", "Quisiera ser", "Mi carta"), grabados por voces ilustres del género: Juan Arvizu (el primero en tomar nota de su inspiración), Pedro Vargas, Lucho Gatica, Eydié Gormé, Los Panchos.
Todos ellos (y otros intérpretes de diversas escuelas y estilos, como Mina, Roberto Carlos, Raphael, Chavela Vargas, que también grabaron sus temas) reconocieron de inmediato la sensibilidad y el talento a flor de piel para dibujar con letra y música todo el mapa humano de emociones, afectos, romances y desencuentros.
Solía decir que esas melodías solían nacer a pura espontaneidad, con un tarareo en plena caminata. "De pronto, me doy cuenta de que mi tararear tiene un sentido, pero que no es algo conocido. Entonces siento una rara emoción y una urgencia por anotar lo que escucho", recordaba ante La Nacion en 2003.
Así nació su primer tema, "Mi carta", en la mesa de un café de Belgrano, tras un desengaño amoroso, punto de partida de una carrera de extraordinaria fertilidad, en la que no faltaron tangos, pasodobles, temas infantiles y hasta motivos religiosos.
Con todo, el reconocido autor llegó después que el intérprete. Como tal, Clavell tuvo un comienzo precoz, a los 11 años, cantando temas de Gardel en una plaza de Tandil.
No muy lejos de allí, en Ayacucho, había nacido, el 9 de octubre de 1922. A los 18 probó suerte en Buenos Aires y desde allí creció su figura, consagrada años después como el "chansonnier de América", título que reflejaba su otra gran influencia, la de Maurice Chevalier.
Del astro francés tomó un estilo, según sus palabras, "que comenzaba por acercar al público, para hacerlo compinche y después encantarlo con su voz", perfeccionado con el tiempo y la ayuda de su entrañable amigo Juan Verdaguer.
Junto a él y a Carlos Garaycochea llevó adelante en la década pasada un show muy recordado, Masters .
Nunca dejó de grabar, de componer y de presentarse en vivo. Y en los últimos años compartió esa infatigable labor con permanentes homenajes y reconocimientos.
Marcelo Stiletano
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