La amenaza nuclear
Alivio en Japón: baja el riesgo en Fukushima
Restauran el sistema eléctrico y la posibilidad de enfriar los reactores. OSAKA.- El temor aún está lejos de disiparse del sentimiento de muchos japoneses. Pero, a paso lento, el país empieza a respirar otro aire, muy distinto de los vientos apocalípticos que hace pocos días amenazaban con barrerlo todo y mantenían desalentada a esta población, acostumbrada a levantarse rápido ante cada golpe.
La señal que reforzó ayer la luz de esperanza en estas tierras para superar su peor tragedia nuclear en 65 años llegó desde la central Fukushima I, donde el trabajo sin descanso de los operarios comienza a dar sus primeras recompensas en la batalla por evitar una fuga radiactiva letal.
Luego de varios días de crisis y alertas nucleares, en los que Japón y el mundo contuvieron la respiración a la espera de lo peor, la alarma empezó a disminuir ayer por la "evolución positiva" en la situación de los reactores de la planta.
Allí se consiguió la restauración de la energía en el reactor 2, que permitirá restaurar los protocolos de enfriamiento para impedir nuevas fugas radiactivas, y los sistemas de refrigeración en otros dos, lo que despejó el peligro de una fusión del núcleo.
De todas formas, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) matizó su anuncio y pidió a Japón que no bajara la guardia, porque, según reconoció, la situación es todavía seria. Fukushima I sigue liberando radiación, y no pueden descartarse riesgos mayores. Sobre todo en el reactor 3, que, aunque está estabilizado, es el más peligroso de los seis que componen la central debido a que contiene una mezcla de uranio y plutonio.
Las noticias que llegan desde la planta afectada, sumadas al paso del tiempo sin que estalle el desastre que muchos aquí presumían inexorable, van generando un renovado optimismo en la población. Kazuko Kamayashi, un empresario tokiota que desde el martes eligió Osaka como refugio, por el pánico reinante en la capital, cree que pronto llegará la hora de volver a su casa.
"Con mi mujer pensamos en volver, tal vez esta semana. Pienso que la situación [en Fukushima I] está bajo control", dijo a La Nacion en el hotel en el que se aloja en esta ciudad, unos 500 kilómetros al sudoeste de Tokio.
Como Kamayashi, muchos tokiotas se aferran a la esperanza de que se aleje por completo el riesgo en la planta para retomar su vida habitual y devolver así el ritmo frenético que la capital perdió hace días por la crisis. Ni los nuevos anuncios sobre otros alimentos contaminados con radiación de la planta (que las autoridades aclararon no conlleva riesgos para la salud) consiguieron amedrentarlos.
Ayer, un habitual día de compras para los japoneses, no se registraron los alborotos en los mercados que podían verse la semana pasada, cuando todo era incertidumbre. De todas maneras, la gente toma recaudos para no comprar los productos contaminados que anunció el gobierno (espinaca y leche proveniente de zonas agrícolas cercanas a Fukushima), y se abasteció de agua, luego de que se detectaran niveles bajos de yodo radiactivo y cesio en el agua de red de Tokio.
Otros se mostraron despreocupados y pusieron esta crisis en perspectiva, comparándola con otras que le han tocado pasar a Japón. "He vivido la guerra, así que si hay suficiente comida para un día o dos, creo que podemos salir adelante", dijo Nagako Mizuno, de 73 años, originario de Iwaki, ciudad en la zona del terremoto, pero que vive en Tokio desde hace 40 años. "No se puede seguir viviendo si te preocupas por todo", añadió.
La moral de los japoneses también se vio fortalecida con los hallazgos de nuevos sobrevivientes, que a poco más de una semana del terremoto y el tsunami que golpearon al archipiélago brotan como historias milagrosas.
Ayer, la policía encontró a una mujer de 80 años y su nieto de 16, que pasaron nueve días entre los escombros en Ishinomaki, una ciudad de la prefectura de Miyagi, la zona más castigada. Ambos estaban conscientes, aunque débiles.
Un médico del hospital al que fueron trasladados contó que habían quedado atrapados en la cocina de su casa y lograron sobrevivir gracias a los yogures que tenían en la heladera. El joven pudo subir al techo de la casa y hacerle señas a un helicóptero que sobrevolaba la zona en busca de sobrevivientes. El adolescente, según confirmó el médico, tenía una temperatura corporal muy baja, estaba temblando y no sentía el tobillo izquierdo.
Por otra parte, las cifras oficiales de muertos y desaparecidos volvieron a dispararse ayer a 8450 y 12.931 respectivamente. Y ambas podrían subir drásticamente, ya que la policía estima que más de 15.000 personas murieron debido al doble desastre en Miyagi, una de las cuatro ciudades que sufrieron la mayor parte del daño del tsunami en la costa nordeste, que dejó a más de 350.000 personas sin hogar.
En algunas partes de esa región faltan alimentos, agua, medicina y combustible, y las bajas temperaturas del crudo invierno japonés no son de gran ayuda para los damnificados. En el Norte, cerca de 245.000 hogares siguen sin tener electricidad y por lo menos un millón carece de agua.
Los cuerpos se acumulan en algunas de las comunidades devastadas bajo la lluvia helada y la nieve. "Sus rostros están morados, lo que significa que están empezando a descomponerse", dijo Shuji Horaguchi, funcionario de una morgue de Natori, en las afueras de Sendai.
En este contexto, la junta de autoridades del OIEA se reunirá hoy para tratar la situación en Fukushima I. El trabajo allí estará centrado en llevar energía a las bombas de agua, usadas para enfriar el combustible nuclear sobrecalentado de los reactores, como ocurrió ayer con el reactor 2. Ahora tratarán de llevar el cable a los reactores 3 y 4, algo que podrían conseguir en los próximos días.
No obstante, dada la magnitud del daño en la planta, no es seguro que los sistemas de refrigeración funcionen, incluso si se restaura la energía. Pero hay esperanza. "Creo que la situación está mejorando paso a paso", dijo el viceprimer secretario del gobierno, Tetsuro Fukuyama.
Las autoridades ya anunciaron que la central no volverá a entrar en funcionamiento, dados los graves problemas que sufrió, pero dependerá de Tepco, la empresa que la opera, tomar la decisión final sobre el futuro de Fukushima.
Comenzó el rescate de los argentinos
Cinco argentinos que se encontraban en Japón iniciaron ayer el extenso viaje de regreso en el marco del plan de repatriación organizado por la Cancillería para los que deseen volver a Buenos Aires.
Según informó el propio Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, la lista alcanza por ahora a 97 personas, que llegarán por tandas y en distintas aerolíneas al aeropuerto de Ezeiza entre hoy y el próximo domingo. En tanto, se informó que el Comité de Monitoreo volverá a analizar pasado mañana la situación generada en distintas ciudades de Japón para determinar los pasos por seguir en la atención de los ciudadanos argentinos y sus familias.
Guillermo Idiart Enviado especial
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