El ATP World Tour Finals
"No sé si podré sentirme como en Nueva York"
En el debut en el torneo con los ocho mejores de la temporada, Del Potro cayó ante el escocés Murray por 6-3, 3-6 y 6-2, en un partido cambiante de más de dos horas; el tandilense jugará mañana con Verdasco. LONDRES.- Tal vez haya recordado aquellos buenos tiempos. Cuando se sorprendió con el contexto, cuando los vaivenes del juego lo derribaban. Acaso por su cabeza hayan pasado aquellos días felices, cuando era un purrete y lo comparaban con Claudio Marangoni en Independiente Rivadavia. Era un clásico N° 5, alto, flaco, rubio y futbolero. Cuando debía cruzar la cancha de tenis, en las sierras de Tandil, y un buen día tomó con su mano derecha una raqueta desvencijada y no la largó nunca más. Tenía 12 años. Seguro que por su corazón transcurrieron esas imágenes antes y después de la derrota con Andy Murray. Antes y después de saberse, por segundo año seguido, uno de los ocho fantásticos. ¿Cuánto se transformó su vida de aquel niño a esta estrella? ¿Cuánto se modificó desde aquella tarde gloriosa de Nueva York? Tanto, que se siente tan parte de la elite del tenis? como fuera de ella. Así lo cuenta: "Cuando entro en la cancha, noto la diferencia. No sé si son las presiones, pero hay que saber manejarlo. De todas maneras, es lindo: los grandes jugadores saben sobrellevar esta clase de compromisos. Tal vez, tengo que empezar a trabajar en eso", explica, sereno, dolido.
Apesadumbrado, en realidad. No es el mismo desde el US Open. Así se siente, así lo observan. No se ve, no se encuentra en el espejo: lo suyo es magnífico, aunque cueste darse cuenta. Lo suyo es, al mismo tiempo, apenas un escalón inferior a los cuatro fantásticos, aunque exagere en demostrarlo. "Puedo perder con cualquiera: son todos monstruos", lanza, al límite de la realidad. Así fue educado por el Negro Gómez: siempre se puede mejorar. Y aceptar con hidalguía la derrota. ¿O acaso no se nota que jamás arroja la raqueta al viento? Ni cuando no existe futuro, como en el primero y el tercer set frente al talentoso británico.
"Me gustaría cerrar bien el año", explica con su voz. También con su mirada. Su exigencia es tan grande que no se percata que será complejo repetir semejante temporada. Tal vez, sea bueno ese sendero: para ser un N° 1 le falta un tranco, es cierto. Y saber, claro, que no debe desorientarse, ni permitirse licencias, como las que expone en estas últimas semanas. "Tengo que volver a sentirme como en Nueva York, pero es difícil. No sé si voy a poder. Hay que tener en cuenta que este torneo es diferente a un Grand Slam: acá son todas estrellas. Es muy difícil, pero quiero disfrutarlo", cuenta y se le transforma la cara. Debería disfrutarlo: es un premio a un año fuera de serie.
-¿Te pesó el escenario, el partido, el rival?
-Murray es un gran jugador, acá están los ocho mejores del circuito y podés perder con cualquiera. Me dominó, lo dominé, pero se me escapó.
Se escapó. Aunque bien sabe Del Potro que no debe marearse: cuando espía su pasado, cuando recuerda aquella tarde que colgó los botines y se amarró a la raqueta, debe sentir el escalofrío que hace grandes a los más humildes.
4 son los partidos que jugaron Murray y Del Potro este año, con tres triunfos para el escocés y uno para el tandilense, en el Masters 1000 de Madrid.
Por Ariel Ruya Enviado especial
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