Repercusiones del descenso
Peregrinación xeneize en Caminito
Bromas, cargadas, expresiones divertidas y de varios tonos de parte de los boquenses.
Dolor, indignación y lágrimas de los hinchas millonarios.
Bronca y disturbios de los inadaptados de siempre. La cita, para la gente de Boca, fue en la esquina de Suárez e Iberlucea, en Ribera Sur.
Pastas caseras, olor a frito, vino en jarra y todas las sillas mirando al televisor. "No sabés lo que fue esto hace un ratito, cuando hizo el gol Belgrano y se lo anularon", relató Héctor Díaz.
El dueño del bar iba y venía, reponía jarras de vino, agregaba vasos, en un clima festivo como si fuera la final del campeonato. "Esta no es la final; es el final... de River", balbuceó con voz rasposa uno de los presentes.
Sobre la Avenida del Libertador, la tristeza se pateaba. Un grupo de fanáticos miraba la televisión desde la vereda del bar Los Garifos. El sueño había terminado.
La pantalla proyectaba las primeras imágenes de la furia, con la leyenda "River está en la B". Unos lloraban; otros insultaban. "¡Estamos en la B, la concha de tu madre!", gritó uno.
Un hombre que pasaba recibió una llamada: alguien que gozaba con su tragedia. "La verdad, pensé que eras un amigo, pero ¡sos un pedazo de sorete...!", le gritó, y cortó.
El dueño del bar decidió que era momento de bajar el telón. Apagó la TV y bajó la persiana. Los hinchas se quedaron mirando a la nada, como si el banco en el que tenían sus ahorros acabara de declararse en bancarrota.
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