Por Alberto Medina Méndez
Primarias. A qué prestar atención.
En este 14 de agosto de 2011, es importante no solo participar, sino hacer la lectura adecuada del resultado que se viene. Hacerlo del modo correcto nos dará una perspectiva diferente y el margen de error respecto del futuro se puede minimizar. Se trata de una experiencia inédita para Argentina. Las elecciones del 14 de agosto proponen una dinámica sin precedentes en el país. Nacida en el contexto de resolver cuestiones internas de los partidos, su llegada cumplirá con menos expectativas de las que se tenían cuando fue diseñada.
Los partidos políticos prefirieron utilizar mecanismos más convencionales, menos democráticos y más ajustados a la tradición histórica de elegir candidatos por circunstancias, encuestas y otros artilugios, que someterse a las urnas en el modelo de la opinión abierta de los ciudadanos.
Pero más allá de esto, muchos se preguntan, cuál será la utilidad práctica de estos comicios si todos los postulantes a la Presidencia ya son número puesto, y solo intentan cumplimentar el mero trámite de superar el punto y medio de piso que le plantea la norma legal, para no quedar fuera del acto electoral del 23 de octubre.
En realidad, es importante saber que no es cierto que el resultado de esta elección sea irrelevante o neutro de cara a lo que pueda pasar luego. Lo que ocurra el 14 de agosto impactará en la política argentina, modificando expectativas y haciendo que algunos reconsideren sus candidaturas y hasta es posible que influya fuertemente en el armado de nuevos acuerdos pensando en la elección final. Algunos aspectos que se juegan este domingo y que vale la pena observar son los siguientes:
Participación en las elecciones. Un dato de los más relevantes tendrá que ver con la cantidad de votantes que concurrirá a la elección. Si bien es obligatoria, el desconcierto generalizado, cierta apatía crónica y la sensación de falta de información pueden provocar que solo vote alrededor de la mitad de los empadronados.
Este fenómeno podría apalancarse en el hecho de que muchos ciudadanos irán a las urnas creyendo que votan en la misma escuela de siempre, ignorando que la modalidad prevé cambios y que muchos tienen que presentarse en establecimientos distintos a los habituales.
Que vote mucha gente o poca, impactará en el resultado. Una baja participación hará que los partidos con mayor logística en materia de movilización, fiscales y recursos saquen un máximo provecho del resultado apareciendo probablemente con porcentajes superiores a sus posibilidades reales. Lo inverso ocurrirá si una masiva participación se produce, lo que minimizaría el peso especifico de los aparatos partidarios.
Los votos de Cristina. La inmensa mayoría de las encuestas la muestran a la actual Presidente de los argentinos como la candidata que mayor cantidad de adhesiones logrará. Nadie discute que su fórmula será la más votada, sin embargo no es lo mismo si obtiene porcentajes contundentes de apoyo que la coloquen por arriba del 50 %, que si no logra superar el requisito mínimo del 40 % que se precisa, dispersión opositora mediante, para quedarse con el triunfo en la primera vuelta de octubre.
Por otro lado, un resultado abrumador instalaría la victoria de la Presidente en la mente de los argentinos, y ese proceso sería muy difícil de revertir en las semanas que queden hasta octubre. Por el contrario, una elección débil que no muestre la potencia del exitismo reinante, provocaría un efecto cascada que haría que los votantes se preparen para una polarización en octubre entre dos candidatos o que inclusive algunos opositores de bajo desempeño electoral reconsideren la posibilidad y no se presenten en octubre explicitando su apoyo al candidato opositor con mas chances.
El segundo. No será un dato menor saber qué partido se queda con el segundo lugar en la grilla. Es probable que cualquiera de los candidatos que logre este lugar, genere en la gente una adhesión superior proyectándose hacia octubre, siempre que la sociedad considere que esa fórmula es la que podrá hacerle fuerza al oficialismo nacional. Pero su porcentaje de votos también es relevante.
No será el mismo escenario si el segundo no logra superar el 20 % que si consigue arrimarse a un 30 %. En el primero de los casos, aun polarizando, sus posibilidades son débiles, pero si sucediera lo otro, las chances de alcanzar una segunda vuelta son importantes, siempre teniendo en cuenta que el número logrado por la Presidente no sea definitivo.
El tercero
Este tampoco es un asunto sin importancia. No es lo mismo que el tercero quede muy cerca del segundo, digamos menos de 5 puntos, que su posición quede a una distancia superior a los 10 puntos.
En el caso de una diferencia menor, difícilmente desista este tercer candidato de participar en octubre. Sin embargo, si la distancia respecto del segundo es significativa es muy probable que busque un acuerdo y renuncie a participar en la primera vuelta electoral, fortaleciendo claramente la figura de un candidato opositor con más peso y posibilidades de dar la batalla contra el oficialismo.
Voto útil
Las experiencias recientes muestran una polarización anticipada de los electores. Se apela al “voto útil”, a ese que sirve para ganar sin arriesgar, o para evitar que otro gane. Quedan así en el camino verdaderas preferencias o definiciones ideológicas, para dar paso a una cuestión de orden práctico. Si bien esta elección del 14 de agosto no define mucho en sí misma, al menos desde lo formal, es probable que este fenómeno se vuelva a hacer presente y la dispersión opositora no sea tal como presumen muchos analistas.
El resto
También habrá que prestar mucha atención a las otras fórmulas. Esas que habitualmente nadie observa con mucho detenimiento. Si los candidatos que no lideran la elección, digamos los que están desde el cuarto lugar hasta el final, obtienen porcentajes razonablemente significativos, que ronden el 10 % será una situación, pero si no logran superar los 5 puntos, solo por establecer un parámetro opinable, es probable que muchos de ellos no sigan en carrera y decidan acompañar a otro candidato en octubre, o simplemente desistir sin condiciones.
En definitiva el domingo 14 de agosto, no se trata solo de mirar quien gano, sino como, quienes lo secundan, los porcentajes obtenidos por unos y otros, la cantidad de votantes, lo que eventualmente pueda suceder con las fuerzas más pequeñas, inclusive con las que no logren el piso exigido formalmente. La lectura de los resultados de la elección quedará para “el diario del lunes”, pero es importante saber anticipadamente “ a que prestar atención”.
- Por Alberto Medina Méndez -
PUBLICADO EN EL DIARIO EPOCA, DE CORRIENTES, ARGENTINA, EL JUEVES 11 DE AGOSTO DE 2011.
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