En el Luna Park
Deep Purple, a puro clásico
La legendaria agrupación rockera Deep Purple, que ostenta 43 años de trayectoria, volvió a pasar por Buenos Aires, donde ofreció dos conciertos a estadio lleno en el estadio porteño Luna Park que colmó de clásicos de su cepa.
El conjunto que es uno de los iconos de la escena mundial del rock inició su nuevo paso por la Argentina con un recital en Rosario y cerrará el periplo el miércoles próximo en Córdoba.
Por espacio de poco más de dos horas, los Purple volcaron toda su experiencia dentro del hard rock con clásicos que los vienen acompañando en su trayectoria y provocaron la euforia dentro de sus seguidores que no dejaron de corear y vivar las composiciones.
De esa forma fueron pasando composiciones como "Highway star", "Hard lovin` man", "Strange kind of woman", "Rapture of the deep", "Mary long" y "When a blind man cries".
Promediando el concierto el virtuoso guitarrista Steve Morse mostró lo suyo en el solo de "Contact lost", demostrando una vez más que la banda ya no extraña a Ritchie Blackmore que abandonó la formación en 1993 tras su proyecto solista "Blackmore`s Night".
Por su parte el tecladista Don Airey, quien también le tocó una difícil en su momento (2003), al tener que ocupar el sitio del histórico y sinfónico Jon Lord, realizó una mágnifica interpretación en su instrumento con un mix entre "Purple haze", de Jimi Hendrix, y "Adios Nonino", de Astor Piazzolla.
La oferta de hits también incluyó "Knocking at your back door", "Lazy", "No one came", "Perfect strangers", "Space truckin" y el esperado e infaltable "Smoke on the water" donde incorporaron un solo de Morse que se mezcló con "You really got me" de The Kinks" y en el que el bajista Roger Glover también lució sus dotes como intérprete.
Los bises fueron "Silencio" y "Black night" para enmarcar una velada donde Ian Gillan exhibió toda su experiencia como cantante y en el manejo de la escena.
Aunque tal vez no hacía falta, Deep Purple volvió a demostrar su vigencia al sonar en forma ajustada y firme, como para demostrar que el buen nombre de la banda es sostenido por una selección de sólidos músicos.
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