Operativo en Brasil
Lucha contra el crimen organizado en Rio
El ejército tomó el control de la favela más emblemática de Río de Janeiro. Sin disparar un sólo tiro, ocupó Rocinha, una de las principales bases del narcotráfico. Sin disparar un tiro, unos 3000 efectivos policiales y militares, apoyados por helicópteros y vehículos blindados, ocuparon ayer Rocinha, la favela más emblemática de Río de Janeiro, que desde hacía tres décadas estaba bajo control del narcotráfico.
El asentamiento era una pieza clave dentro del plan de las autoridades para garantizar la seguridad del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
"Es un día histórico y emocionante para todo Brasil, y principalmente para Río de Janeiro, gracias a la unión de las fuerzas públicas que trabajan para el bien común. Estamos rescatando a esta población que necesita paz para criar a sus hijos, que quiere vivir con dignidad, y cualquier acceso a la vida digna pasa por la paz", afirmó el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, poco después de terminado el megaoperativo Choque de Paz, con el izamiento de la bandera brasileña en Rocinha y en las vecinas favelas de Vidigal y Chácara do Céu.
Tras días de expectativa y operaciones policiales en los morros en los que están enclavadas estas favelas, el ingreso de las fuerzas de seguridad comenzó después de las 4, a la luz de una luna casi llena, con el vuelo rasante de siete helicópteros artillados y el rugido de 18 blindados que avanzaron hacia el interior de las barriadas, donde viven más de 120.000 personas.
Temerosos por ser alcanzados por balas perdidas, los pobladores se quedaron en sus casas.
Sin embargo, la contundente ocupación no enfrentó ninguna resistencia por parte de la banda de narcotraficantes Amigos dos Amigos (ADA), que dominaba estas favelas.
En la vanguardia, el Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) sólo se encontró con algunas barricadas y calles bañadas en aceite, para dificultar la subida de los vehículos.
La mayor parte de los cerca de 200 narcos que se cree vivían allí ya habían escapado o habían sido arrestados en las operaciones de los últimos días, como sucedió con el jefe de ADA, Antonio Bonfim Lopes, alias Nem, que fue detenido el jueves pasado, cuando intentaba huir en el baúl de un auto.
Otros 34 miembros de la cúpula de la banda fueron apresados desde que las autoridades iniciaron su cerco sobre Rocinha, el 1º de noviembre.
Ayer, sólo una persona fue arrestada en el operativo, en el que se decomisaron decenas de fusiles, morteros, granadas, municiones, motos robadas y drogas. Ubicada en una estratégica área de la turística zona sur de Río, al lado de los acomodados barrios de São Conrado, Gávea y Leblon, Rocinha era considerada el principal punto de distribución de marihuana, cocaína y éxtasis.
Los negocios
Además, ADA había extendido sus tentáculos a diversas actividades ilícitas, como clínicas de abortos, fábricas de CD y DVD piratas, y otras con fachada lícita, como el transporte en vans, el reparto de garrafas de gas, agencias de turismo y la asignación de televisión por cable trucho.
Se estima que los lucrativos negocios de ADA le daban unas ganancias de alrededor de un millón de dólares semanales, y en su declaración a la Policía Federal, tras ser arrestado, Nem confesó que casi la mitad de ese dinero servía para pagar a policías corruptos.
"Con los traficantes ya conocíamos las reglas y no había problemas, salvo cuando había tiroteos con la policía. Ahora vamos a ver qué sucede. Tengo esperanzas, pero también sé que hay mucha corrupción entre los policías y que podemos tener problemas con ellos", dijo a LA NACION Teresa da Cruz, de 47 años, dueña de un comercio en la zona baja de Rocinha, donde las edificaciones están pintadas de distintos colores, como en La Boca.
El objetivo de estas reconquistas es instalar Unidades de Policía Pacificadora (UPP), como se llama a las comisarías comunitarias que se establecen en las favelas "pacificadas", integradas por oficiales recién salidos de la academia, sin vínculos con el crimen organizado.
Desde fines de 2008, cuando Cabral y su secretario de Seguridad, José Mariano Beltrame, iniciaron esta nueva política de seguridad, se pusieron en funcionamiento 18 UPP y se espera que para 2014 haya 40 en toda la ciudad. En las favelas "pacificadas" bajaron los índices de criminalidad, aumentó el valor inmobiliario y se facilitó la llegada de servicios básicos.
"Lo importante es que las autoridades den respuesta a las necesidades de los pobladores, que hasta ahora las cubrían los narcos. Con la seguridad no basta, se necesita que lleguen servicios de saneamiento, salud y educación; que se integren las favelas a la ciudad", dijo el pastor evangélico Wilson do Nascimento, que tiene su templo en Rocinha y replicó el mensaje que muchos moradores escribieron en sábanas por toda la favela: "Queremos paz con justicia social".
Dos horas después del ingreso del BOPE, los habitantes de Rocinha ya habían recuperado su ajetreo dominical, mientras que muchos vecinos miraban con curiosidad el continuo registro de casas por parte de grupos policiales. Iban repartiendo panfletos con un número telefónico al cual llamar para dar información que pudiera ayudar a las autoridades.
"Nuestro objetivo era devolver el territorio a la población y se logró sin disparar un tiro, esto es un triunfo. El trabajo que comenzó ahora no tiene fecha de finalización y es la liberación del yugo del fusil", dijo Beltrame.
No se animó a señalar cuándo se instalará la UPP en Rocinha, ni hasta cuándo permanecerán los 194 militares que respaldaron el operativo de ayer. En noviembre del año pasado, tras la ocupación -fuera de programa- del enorme conjunto de favelas del Complexo do Alemão, se requirió la permanencia temporal de un millar de soldados para garantizar la seguridad. Como estallaron varios conflictos con la población, todavía están allí y se quedarán, por lo menos, hasta mediados de 2012.
LAS FAVELAS DE RÍO
Rocinha. Con casi 865.000 m2, fue considerada durante mucho tiempo la favela más grande de Brasil en superficie, pero quedó superada por Fazenda Coqueiro, que tiene más de un millón de m2, en el oeste de Río. En Rocina viven unas 120.000 personas.
Accesos: la favela cuenta con 57 ingresos.
Dinero ilegal: los narcos facturan US$ 1,2 millones semanales.
Hogares: hay 24.000 viviendas o domicilios registrados.
- Por Alberto Armendariz | LA NACION -
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