Copa Davis
Del Potro, de gusano a mariposa
De la ausencia en Bamberg a ser abanderado del triunfo en el Parque Roca ante Croacia. El equipo argentino se impuso 4 a 1 y ya está en semifinales de la Copa Davis. Cuando Juan Martín Del Potro, a través de su entrenador Franco Davin, anunció en febrero pasado en las páginas de LA NACION que no participaría de la serie en Alemania, en la ciudad de Bamberg, ya que su preparación para la gira sobre cemento se enfrentaba con las condiciones del primer desafío argentino del año de Copa Davis, muchos directamente, lo crucificaron.
Algunos lo trataron de "antipatria", de no querer "los colores", de ser un mercenario, de ser..., cualquier cosa menos un tenista profesional y de elite, con obligaciones y objetivos significativos, que es reconocido en todo el mundo.
Y no sólo por su histórica conquista en el US Open de 2009 ante Federer, sino también por su conducta, dentro y fuera de los courts.
Las redes sociales, tan influyentes en la actualidad como anónimas y desconsideradas en algunos casos, se transformaron en un territorio hiriente para el tandilense.
Deformaron su apellido burlonamente y lo acusaron de no tener coraje, de tener "miedo", de no entregarse por los colores celeste y blanco al igual que "el catalán de Messi que no sabe cantar el himno", de no tener "el aguante" de los campeones...
Sin embargo, ninguna de las 14.500 personas que poblaron el estadio de Villa Soldati durante cada una de las tres jornadas de la Davis ante Croacia le reprochó a Del Potro aquella ausencia ante los germanos. Nadie. Todo lo contrario. Gozaron observando su talento sobre la superficie anaranjada, sus latigazos a la carrera y sus saques a más de 200km/h...
Le gritaron "genio", le pidieron que "haga docencia, maestro" y, ayer, hasta le bramaron "Vilas, Vilas" cuando la Torre de Tandil superó a Cilic con un passing-shot de revés paralelo impactante. Superó un malestar estomacal y una alergia que le afectó los ojos.
Se hizo cargo de la responsabilidad que le entregó Martín Jaite y no defraudó. Se cimentó como líder deportivo de un equipo que sueña con quitarse la espina. Sus decisiones no son simpaticas para todos, pero es un crack argentino y vale la pena disfrutarlo.
- Por Sebastián Torok -
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