En Misiones
Indigente en su propia casa
Vecinos denunciaron el estado de abandono en que sobrevive una anciana de 82 años, a pesar de percibir su jubilación. Alba Montenegro es una conocida ex empleada municipal y pasa la vejez en la pobreza extrema. Un familiar se quedaría con su dinero. OBERÁ. Por el reclamo de los vecinos, El Territorio se acercó hasta la vivienda y constató la precaria situación en que pasa su vejez esta mujer jubilada, que trabajó gran parte de su vida en la Municipalidad.
Desde el corredor del frente se siente el olor del abandono, mezcla de basura acumulada y falta de limpieza. La puerta de entrada no tiene cerradura, la ventana está rota, no hay agua ni electricidad.
Así sobrevive doña Alba Montenegro (82), quien por más de tres décadas trabajó como cajera en la Municipalidad de esta localidad. Es viuda y nunca tuvo hijos, pero percibe una jubilación de casi 3.000 pesos que para nada se condice con las pésimas condiciones en las que pasa sus días.
Reside sola en un departamento de la escalera 19 del barrio Yerbal Viejo, el primer complejo de viviendas construido en Oberá por el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha).
Es tal su indefensión que se alimenta sólo una vez por día, de lunes a viernes, a través de un servicio de vianda que paga cada vez que cobra su jubilación.
Precisamente, comentó que una vez por mes un pariente que no reside en Oberá, la busca para llevarla al banco a cobrar su dinero. Incluso, aseguró que su familiar se queda con la tarjeta de cobro.
A simple vista, doña Alba subsiste como una indigente y nadie pensaría que percibe jubilación alguna. No cuenta con los servicios básicos, no tiene cocina ni heladera, y si toma mate es porque una vecina le convida. Duerme en un viejo sillón en la sala.
“Vivo como una pordiosera”
“Es triste porque vivo como una pordiosera, siendo que fui una flor de cajera en la Municipalidad y todo el mundo me quería”, comentó con la mirada triste.
Los vecino se mostraron preocupados con la situación de abandono. Consultados al respecto, varios habitantes del barrio apuntaron sus críticas hacía el sobrino como quién se quedaría con la mayor porción del sueldo de doña Alba.
Aseguraron que la mujer está a la deriva, siendo que podría disponer de recursos para tener una vida digna.
“A mí me gustaría ir a un asilo, pero mi sobrino me dijo que tengo que vivir acá o en la chacra, pero allá no quiero ir porque un día escuché que la mujer le dijo que si me lleva, ella no va cocinar para mí, y no le quiero dar problemas”, señaló angustiada.
Consultada sobre cuánto percibe de jubilación, indicó que “son más o menos 3.000 pesos, pero él (por su sobrino) tiene la tarjeta. Él me busca para cobrar y después paga la vianda para mí, pero no me da más plata y vivo re mal”, denunció.
Aseguró que nadie de la comuna se interiorizó de su situación, más allá de que fue empleada municipal por 32 años. Una vecina, en tanto, comentó que desconocidos rompieron la cerradura del departamento y le robaron todas las pertenencias de valor y los electrodomésticos, una situación que se remonta varios años atrás.
“Le traigo unos baldes de agua para que se bañe y tire al inodoro, y los fines de semana le traigo algo para comer porque el sobrino le paga la vianda de lunes a viernes nomás, y sólo al mediodía”.
- Fuente: Prensa de Misiones -
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