Inseguridad
Creció 200% la compra de cercos electrificados para proteger casas
Ante el temor por el auge de delitos. La suba es respecto de 2008; alertan sobre el peligro de instalarlos en forma casera. La misma técnica que se usa en el campo para evitar que el ganado se escape es la misma que utilizan cada vez más argentinos para impedir que los asalten y protegerse, así, de la creciente inseguridad.
El uso de cercos o rejas electrificadas crece en la Capital y en el conurbano bonaerense, de la mano de los hechos delictivos más resonantes. La demanda, según calculan empresas que se dedican a la instalación de este tipo de dispositivos, aumentó el 200 por ciento en el último año.
El titular de Tvo Sistemas de seguridad, Andrés Hulman, que se ocupa de la instalación de cercos eléctricos, explicó que su empresa ha venido verificando una demanda creciente durante los últimos años.
Considera que, particularmente en 2009, empezó con récords de pedidos que aún hoy se mantienen. "Entre enero y febrero pasados, instalamos más cercos en viviendas que en todo 2008", comparó.
Hulman agregó que espera una "avalancha" de pedidos en los próximos meses. "Ante cada nuevo hecho de violencia que toma estado público, las consultas de presupuestos se incrementan", detalló. Electrificar una casa mediana cuesta entre 3000 y 4000 pesos.
Con ese comerciante coincidió un empleado de Seguridad Perimetral, firma instalada en San Fernando, provincia de Buenos Aires, que brinda varias opciones para intentar protegerse de la inseguridad. Entre ellas, el muro electrificado.
"En general, los pedidos llegan después de sufrir un robo en la vivienda. Piden que vayamos lo antes posible porque tienen miedo. El problema es que tenemos muchos pedidos, sobre todo de zona norte, por lo que, a veces, no damos abasto", comentó el empleado, que no quiso dar su nombre. Según contó, entre sus clientes hay empresarios, artistas y políticos.
Juana Herrera, que vive en Lomas de San Isidro, decidió instalar un cerco electrificado luego de que el 6 de septiembre pasado tres hombres armados entraran en su casa.
La rápida reacción de un vecino, que alertó al 911, hizo que la noche no terminara en tragedia. Ni la alarma, ni la garita ubicada justo en la esquina, ni la cámara lograron disuadir a los delincuentes. Espera que ahora lo haga el cerco electrificado.
Vivir con miedo "Inmediatamente después del asalto, llamamos a la empresa SPS para instalar la cerca. Varios vecinos ya lo hicieron, y la verdad es que era lo único que nos faltaba porque tenemos alarma, cámara, luz de detección de movimiento, todo... Acá hay mucha inseguridad; estamos vivos de milagro", comentó Herrera.
La Nacion comprobó, durante una recorrida por la zona residencial de San Isidro, que en varias manzanas al menos una casa por cuadra tiene el cartel que indica que la cerca está electrificada.
Y en otros barrios de partidos cercanos, los vecinos también están empezando a electrificar sus hogares, como lo hacen en algunas zonas de Núñez, en esta ciudad.
Los usuarios señalan que, a diferencia de los sistemas de alarmas, el cerco electrificado mantiene al intruso fuera de la vivienda y que, si intenta cortar los hilos o pone una frazada para cruzar al otro lado, se activa una alarma.
Entre sus ventajas, también destacan que es seguro para las mascotas y los pájaros.
Vacío legal La proliferación de estos muros electrificados, sin embargo, no es vista con buenos ojos por algunas organizaciones.
Por ejemplo, en la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas, Luminotécnicas, Telecomunicaciones, Informática y Control Automático (Cadieel), advirtieron sobre el peligro de esta tendencia, a la que calificaron de "retroceso".
"En algunos casos, se instalan sin ningún tipo de protección ni aviso. Yo he comprobado, en el barrio de Belgrano, que una cerca estaba electrificada porque en un día de lluvia comenzaron a salir chispas del alambre", comentó a La Nacion el presidente de la Cadieel, Ramiro Prodan.
En la Argentina, hay un vacío legal respecto de la electrificación de cercos. "No está ni permitido ni prohibido ?aclaró Hulman?. Se utilizan estándares internacionales, certificados, que son los que posibilitan su comercialización en el país."
Entre las normativas internacionales, se encuentra la obligación de que el cerco esté del lado de adentro de la vivienda. Acá, en algunos municipios, se empezó a exigir para la instalación una altura mínima de 1,80 metros. Y, por supuesto, hay varias especificaciones respecto de la descarga.
"Los pulsos pico son de hasta 5000 voltios, generados por un amperaje de una batería de 12 voltios, con lo cual es un shock muy fuerte, pero muy corto que evita cualquier riesgo para la vida", explicó Hulman.
El verdadero peligro es que, en algunos lugares del conurbano, a raíz de la creciente inseguridad, se está electrificado en forma casera, directamente desde la red eléctrica, lo que produce la muerte instantánea de quien toca el cerco. Esto está expresamente prohibido por ley.
Pero, aún cuando se respeten los estándares internacionales y se tomen todas las precauciones posibles, para la Cadieel estos cercos no dejan de ser un artefacto peligroso. "Puede ocurrir que un niño jugando con un barrilete o un jardinero, subido a una escalera, toquen la cerca electrificada sin querer y tengan una descarga. Esto es un retroceso enorme como sociedad", concluyó Prodan.
Muertos por tocar una reja Son varios los casos en todo el país de personas que encuentran la muerte al tocar un cerco electrificado, instalado en forma casera. En 2005, Johnatan Sena, un adolescente de 14 años, murió al ir a buscar una pelota a la casa del vecino de su tío, en Florencio Varela. Al tocar la verja de una de las ventanas, murió en el acto. El dueño de la vivienda había electrificado la casa para protegerse de los robos. En otro caso similar, Aldana Puntano, de 13 años, murió al tocar la cerca de una vivienda en Quilmes, que el propietario había electrificado para defenderse de los delitos, y encontró la muerte.
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