Automovilismo internacional
El Dakar trae su show a Buenos Aires
Luego de la euforia desatada en su primera visita, la gran carrera ajusta los detalles para la largada, a los pies del Obelisco, el primer día de 2010. Si en enero de 2009 se trató de una grata sorpresa que les hizo abrir bien los ojos a los argentinos y a los chilenos por su desconocimiento sobre el tema, el tradicional Dakar, la prueba mecánica más exigente del mundo, está de regreso por estas latitudes para, esta vez, volver a desatar una fiesta que ya empieza a resultar familiar.
El impacto mediático y emocional que resultó la visita pasada no le dejó dudas a la organización: había que volver a América del Sur. Sabedores ahora de lo que esta carrera de coches, motos, cuatriciclos y camiones representa, las dos naciones ya aguardan impacientes que el 1° de enero se desate el nuevo carnaval de la velocidad, el coraje y la pericia.
Las 372 máquinas que, junto con el arranque del año, pondrán proa desde el Obelisco hacia la bonaerense localidad de Colón (para completar la primera etapa), estarán en exhibición mañana en la Rural, donde se constituirá la llamada Villa Dakar.
Así, la ciudad ya empezó a palpitar al compás de la exigencia que ganará la atención del mundo durante 17 días, a través de 15 etapas. El fervor que se vio en 2009 seguramente se multiplicará, debido a que si bien el público argentino no es precisamente un conocedor en profundidad de este deporte (las carreras de resistencia), se hizo bastante entendido el año pasado y hasta construyó sus propios ídolos, a los que espera volver a ver nuevamente en esta tierra.
El último ganador en coches, el sudafricano Giniel de Villiers (Volkswagen) será de la partida y, seguramente, ahora su nombre concentrará una gran expectación, al igual que el de su compañero, uno de los preferidos del público local, el español Carlos Sainz.
Con ellos se medirán el norteamericano Robby Gordon (Hummer), listo para repetir sus clásicas "piruetas" que tanto deleitan a la gente, y el hombre que más ha ganado de esta exigencia, el francés Stéphane Peterhansel (BMW), sin olvidar al gran crédito argentino de la especialidad: Orlando Terranova, que dejó su BMW para conducir un Mitsubishi del equipo JMB Stradale.
Esta vez, la presencia argentina será nutrida: el país estará representado por 15 motos, 17 autos y 12 cuatriciclos; entre éstos estará Marcos Patronelli, quien en el pasado Dakar entusiasmó a la gente con el segundo puesto en la general, además de ganar tres etapas, para convertirse en el primer argentino en lograr tal halago.
Esta vez, en otro quad estará también su hermano Alejandro.
Según la Secretaría de Turismo de la Nación –uno de los ejes en la organización de este rally-raid–, el movimiento de los vehículos por la geografía argentina posibilitó ganancias por 98 millones de pesos a los hoteles.
Esto fue posible porque más allá de los competidores (dos por coche, tres en cada uno de los camiones), una importante cantidad de asistentes (alrededor de 2500) y de encargados de logística siguen siempre a la caravana a través de 221 vehículos de asistencia por los 9000 kilómetros que componen el recorrido total.
Para conseguir la movilización a tiempo de tantas personas en apoyo de los participantes, el Estado determinó una vez más que los aviones de transporte militares Hércules de la Fuerza Aérea y los helicópteros Huey II del Ejército se sumen al traslado de los equipos en cada etapa.
El gobierno nacional aportó unos seis millones de dólares para cumplir con los requisitos de seguridad y de organización.
La inversión debería tener sus réditos en la parte promocional: más de 180 canales de televisión de todo el mundo se instalarán en puntos estratégicos para seguir los movimientos de los pilotos, lo que redundará en un mejor conocimiento de los hermosos paisajes locales para casi todo el planeta.
Remitiéndonos a la única carrera realizada aquí, generó unos 76 millones de dólares para la Argentina y Chile. Y tanto interés (que seguramente se repetirá) se tradujo en 250.000 personas en las cercanías del Obelisco el 2 de enero último para ver los primeros desplazamientos de las máquinas.
Para esta oportunidad, se reforzará la seguridad, con el fin de que el público se mantenga lo más ordenado posible.
Después, se estima que unas tres millones de personas se acercarán a las rutas y a los campos para ver bien de cerca el desarrollo de las etapas.
Esta tradicional carrera tuvo su origen en 1979, con la denominación de París-Dakar, y siempre se realizó en terreno africano, pese a que su punto de partida mutó varias veces en diversas ciudades europeas.
Sin embargo, en 2008, grupos terroristas amenazaron el paso de los coches y los distintos campamentos que iban a emplazarse en el desierto con acciones contra ellos.
Las solitarias y convulsionadas zonas del Africa, entonces, dejaron de ser un lugar seguro para llevar adelante esta exigencia. Así, comenzó a buscarse una alternativa.
La vasta y cambiante geografía de la Argentina, sumada a la exigencia y la dureza del desierto de Chile en su zona norte, abrieron la posibilidad de que todo se trasladara a estas latitudes. Y así se hizo.
La versión 2009 del Dakar en América del Sur iba a ser sólo una prueba. Pero tanto fervor en el público, que acompañó de modo incondicional la carrera, y la conformidad de la mayoría de los protagonistas con el trato que se les dispensó en cada lugar que atravesaron, motivaron a repetir la experiencia. Y la Argentina ya trabaja en eso.
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