Reflexión política
Manipulación en el BCRA
La metodología iracunda de hacer política que tiene el gobierno nacional vuelve a atropellar a las Instituciones. Esta vez le toca al Banco Central, con epicentro en su presidente, quien por no poner a disposición del Tesoro Nacional las reservas, ha sido conminado a abandonar su cargo por la Presidenta de la Nación. Argumentaciones abundan tanto desde el oficialismo como de la oposición, algunas desde la retórica oportunista, otras desde concepciones con asidero académico.
Es por ello que solo expresaré un visión practica, no sin antes recordarle a quienes hoy son defensores de la autonomía del Banco Central, que en su momento fueron quienes ante situación similar por la pelea Pou-Cavallo, y no tuvieron reparos en avanzar sobre él. Estas incoherencia son parte del descrédito de la política.
Sobre los motivos de este conflicto, es decir, sobre el apresuramiento de la integración de las reservas para la constitución del Fondo de Bicentenario, hago las siguientes reflexiones:
- El Decreto de Necesidad y Urgencia fue dictado en un momento de receso parlamentario, con total intencionalidad, porque la Presidenta podría haber convocado a sesiones extraordinarias para su tratamiento parlamentario.
- El apuro en la integración del dinero al Fondo, es exclusivamente para hacer abstracto su tratamiento en la Bicameral de de los Decretos de Necesidad y Urgencia, porque llegado el momento del análisis, sería ya un hecho consumado y sin vuelta atrás.
- El presupuesto 2010 tratado en las sesiones ordinarias del 2009, contemplaba el pago de la Deuda sin el uso de reservas del Banco Central. Entonces me pregunto ¿cuál es la razón de esta posterior necesidad de recursos? Y me cabe una sola respuesta: la debilidad fiscal del Estado Nacional.
Por esta razón creo que comprometer las reservas para financiar gasto público atenta contra los bolsillos de todos los argentinos, que como consecuencia de la artera maniobra del gobierno, sufrriremos un proceso inflacionario más fuerte que el actual.
Por José Antonio Romero Feris
|