Millonarios en bancarrota
Passarella denuncia el déficit que heredó
La situación económica y financiera del club preocupa al flamante presidente en el inicio de su gestión. Cotizar en Bolsa es una de la medidas para sacar a River de la crisis institucional. Un mes y dos días transcurrieron desde que Daniel Passarella asumió la presidencia de River. Desde entonces, la agenda del Káiser no tiene espacios libres. La situación económica del club no le ofrece tiempo para relajarse.
Las reuniones se suceden una tras otra. Durante las 12 horas que pasa en la oficina de la presidencia, en el primer piso del Monumental, revisa las carpetas, intenta desentrañar los números que le dejó la gestión anterior.
El análisis no lo desmorona, pero entiende que la tarea que tiene por delante no será sencilla. No sólo necesitará del apoyo de todos los hinchas, como pidió cuando tomó las riendas, sino de soluciones rápidas y certeras para encauzar el rumbo.
"Estamos ordenando las cosas. Cerramos un acuerdo con la empresa holandesa KPMG para realizar la auditoría contable.
El hincha y el socio de River tienen que saber en qué condiciones tomamos el club. No lo hago con ninguna mala intención, más allá de que si alguien se equivocó, como digo siempre, deberá pagar", dice Passarella, en el comienzo de la charla con LA NACION.
-En tu lista hubo personas que estuvieron en la comisión fiscalizadora de la gestión anterior, ¿no te presentaron este panorama?
-Opinábamos que las cifras en rojo eran superiores a los 41.500.000 pesos que arrojó el último balance, porque si ése es el monto final que me lo firmen acá y ahora. Si hasta pensábamos en 90 millones de pesos, pero se habla de mucho más.
-Hablaste del club como una caja de Pandora, ¿qué fue lo que más te sorprendió de la situación?
-En la caja había 80.000 pesos y teníamos que pagar los aguinaldos, porque a [José María] Aguilar se le olvidó, parece. Tuvimos que recurrir a un crédito abierto del banco Credicoop, de 25.000.000 de pesos, pero del que sólo nos dejaron apenas 10 millones. Acá llegan cheques todos los días, y hasta marzo hay cheques dando vueltas por $ 17.000.000.
Hay muchos quioscos que tenemos que romper, sí o sí. Es un tema pesado, no es fácil, porque yo estoy acá arriba, pero abajo hay mucha gente haciendo negocios.
En un club con tantos empleados hay que saber a quién y por qué le estás pagando a esa persona. Hay que controlar toda esta situación, hay que revisar todo. Hay contratos que asustan, como el de seguridad, el de limpieza...
-¿Qué medidas implementarás para modificar el panorama económico-financiero?
-Estamos empantanados, necesitamos un empujón. Nosotros, dentro de tres o cuatro meses, vamos a tener un empujón. Pensamos en un fondo de inversión para salir del pozo. Algo bien transparente, con reglas claras.
-Con este panorama, ¿tiene credibilidad la marca River para cotizar en la Bolsa?
-Todos los agentes de Bolsa que vinieron a entrevistarse con nosotros están muy entusiasmados, porque creen en el proyecto y perciben que hay credibilidad en quienes están al frente del club.
¿Y cuál es el respaldo que ofrecerá River?
-Las personas que inviertan percibirán porcentajes de los jugadores que se vendan, pero esos porcentajes serán minoritarios. Nunca superarán el 50%, mientras que River mantendrá los derechos federativos.
-¿No hay forma de generar recursos económicos si no es con ayuda externa?
-El margen para generar dinero en el próximo año y medio es muy estrecho. Nos queda la venta de la publicidad de la camiseta y nada más. No podemos negociar los recitales, los torneos de verano ya fueron cobrados, el pago del crédito del Gobierno a la AFA ya fue retirado, los derechos televisivos ya fueron cobrados...
-Pero hay compromisos que no pueden esperar demasiado tiempo. El torneo empieza a fin de mes, el DT Astrada pidió refuerzos, hay jugadores sin contrato...
-Sí, en un corto plazo tenemos que conformar un equipo competitivo, porque el club vive de lo que genera el fútbol. Hay que hacer trabajar la cabeza y la imaginación, y hasta tenés que endeudarte un poco más. Hay que apuntarle a eso, porque con el fútbol, más un empujón y algún préstamo se pueden conseguir los refuerzos y arreglar los vestuarios, los baños, el piso de algún gimnasio, el anillo que es un desastre... Después, el dinero del fondo de inversión nos permitirá manejarnos con otros márgenes: cancelar los préstamos para no pagar más intereses, finalizar las obras que se empezaron y quedarnos con plata para afrontar nuevos proyectos. Así, el camión empezará a moverse.
-¿La ayuda externa se limita a los grupos inversores?
-Los grupos inversores o los empresarios vienen por los refuerzos, tienen intereses diferentes. Vienen por un jugador, como nos pasó con el caso del chico [Rodrigo] Rojas. El representante Alfredo Mendoza y Hugo Buitrago, del grupo empresario que preside Hugo Jinkis, nos arrimaron al jugador, y como las condiciones son buenas, las referencias eran buenas y a [Leonardo] Astrada les gustaba se arregló el contrato por 18 meses. Casi no se pone plata, porque 150.000 dólares no es una suma abrumadora para un club como River.
-¿La presencia de Ricardo Cosentino, allegado tuyo y socio de Jinkis en el grupo Full Play, que acercó a Rojas a River, no juega en contra de la transparencia?
-Mucha gente quiere vincular a algunos amigos míos diciendo que fueron mi representante, cuando yo nunca los tuve. Tengo la conciencia tranquila, el proyecto de ayuda lo hablé con Jinkis. Cosentino está colaborando con él, no puedo romper la relación comercial que puedan tener ellos porque me ofrecen un jugador.
-¿Qué emblemas como Almeyda o Gallardo no tengan resueltos los contratos no es una desprolijidad que puede espantar a quienes asoman como refuerzos?
-Si el problema fuera arreglar el contrato con ellos dos, las cosas serían muy simples. Ojalá que todos los problemas fueran así. Nos conocemos desde hace mucho tiempo, tienen un sentimiento hacia el club como pocos. Son personas que entenderán perfectamente la situación.
-Siempre destacaste que la peor situación que vivió en River fue cuando asumiste por primera vez como técnico, con Alfredo Davicce. ¿Esta es parecida?
-Esta es peor. El pasivo aquella vez era parecido al de ahora, pero el activo en jugadores era otro, era mayor. Nos llevó un tiempo cambiar, y para lograr el cambio se necesitó respaldo. Es lo que estamos intentando nosotros, porque muchas otras alternativas no conocemos.
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