En Misiones
"Los chinos hacían fiestas y dejaban los cuartos manchados con sangre"
Tras el relevo de dos altos oficiales de la Policía de Misiones por un escándalo sexual, se investiga la conexión con ciudadanos orientales sospechados de organizar orgías en las que participaron menores de edad. OBERÁ (TD). El escándalo sexual por el que investigan a dos altos oficiales de la Policía de Misiones podría adquirir ribetes siniestros de comprobarse la relación de ambos uniformados con ciudadanos de procedencia china que habrían realizado varias orgías con chicas menores de edad en el hotel del casino de esta localidad.
El caso derivó la semana pasada en el relevo de sus cargos de los dos comisarios presuntamente involucrados, al tiempo que la Justicia penal solicitó un informe sobre las actuaciones administrativas llevadas adelante por Asuntos Internos de la Policía.
Se estima que en las próximas horas la jueza Alba Kunzmann de Gauchat, titular del Juzgado de Instrucción Penal Uno, ordenará una serie de medidas tendientes a recolectar pruebas y establecer las responsabilidades del caso.
En ese sentido, además del testimonio de empleados del lugar y de policías que realizaban tareas de seguridad, se considera clave lo que puedan aportar las grabaciones de las cámaras del establecimiento comercial, situado en pleno centro obereño.
Si bien hasta ahora se mencionó la participación de una menor de 16 años, hija de otro policía quien no tendría relación con las fiestas sexuales, fuentes de la investigación aportaron que serían por lo menos tres las adolescentes involucradas.
Ocurre que más allá de que el escándalo haya trascendido hace pocos días por estas páginas, desde hace meses los propios empleados del casino-hotel alertaban sobre actitudes muy cuestionables por parte de personas de origen asiático que se hospedaban en el lugar.
“Los chinos hacían fiestas y dejaban las habitaciones manchadas con sangre”, indicó un informante interno.
La presencia de estas personas estaría registrada en los libros y en el sistema informático de la recepción del lugar.
Se trata de dos presuntos empresarios que residen en una localidad costera, distante a 50 kilómetros de Oberá, identificados como Lin S., alias Alejandro, y Chen G., alias Martín.
El primero sería propietario de uno de los supermercados de una importante cadena nacional de capitales asiáticos.
En cada estadía, ambos eran acompañados por un ciudadano argentino, Víctor R., quien hacía las veces de guía local.
“Venían una vez por semana, o a lo sumo cada dos. A principios de enero hicieron una terrible fiesta en la pileta y tuvimos que pedirle a la gente de seguridad que suba, porque las chicas estaban todas sin ropa en la piscina.
En la recepción se sorprendieron al ver en los monitores de las cámaras de seguridad a todas desnudas”, comentaron.
Colchones con sangre
En dicha ocasión habrían participado menores de edad, según estimó la fuente, que también aclaró que “algunas de las chicas se prostituyen, otras no”.
A raíz de lo ocurrido en enero, la gerencia habría decidido anexar micrófonos al sector de la piscina para optimizar la seguridad.
“Por ley las grabaciones se tienen que preservar por lo menos tres meses, al menos eso nos dijeron. Así que todavía debería estar todo grabado”, mencionaron.
También reconocieron que “más de una vez se los vio a los chinos con chicas que uno, por la pinta, supone que son menores. Andaban de a tres por los pasillos, bajaban, entraban al casino y tomaban champán. Lo peor era cuando había que limpiar las habitaciones. Hacían un desastre. Destruían los cuartos literalmente”.
Con cierto pudor al describir los hechos, precisaron que “se encontraba sangre en las habitaciones. Una cosa horrible de contar, que no se entiende. Una vez hasta tuvimos que tirar un colchón por la cantidad de sangre que tenía”.
Fuera de servicio
El descontrol era tal que luego de las fiestas sexuales las habitaciones no se podían utilizar por varios días, debido a la mugre y el olor a cigarrillo.
“Después de limpiar la habitación, había que dejar las ventanas abiertas y el aire acondicionado prendido por el tufo que dejaban. Tengo entendido que ahora (a los chinos) se les prohibió la entrada por todos los desmanes que cometieron”, agregaron.
La pista de Facebook
La menor de 16 años identificada es hija de un policía que cumple funciones en la Unidad Regional II de Oberá.
En las próximas horas la chica podría ser citada por la Justicia penal para prestar declaración.
En la cuenta de Facebook de la joven se observa una fotografía inquietante, donde hace referencia a otra casa de juegos, cuando según la ley no podría ingresar a ningún casino por su edad.
“En el casino de Alem, tranqui”, describió en la imagen subida el 30 de diciembre pasado.
A las pocas horas, una amiga escribió contestándole: “¡Apaa! Yo conozco ese casino, es el de (Leandro N.) Alem, mmm!! ojito jajajaja!!”.
De esta forma, cobra fuerza la versión de que un grupo de chicas muy jóvenes eran habitués a casinos y hoteles de la zona Centro, a veces en compañía de los chinos y otras con policías.
De acuerdo a fuentes de la investigación y relacionadas a testigos, a las jóvenes se les pagaba hasta 500 dólares por cada participación en las orgías.
Hasta la pistola perdió por el juego
Trascendió que uno de los policías involucrados tendría importantes deudas de juego. “Hace un par de años afrontó un sumario por la pérdida de su arma reglamentaria.
Según él, mandó a lavar el auto y le robaron la pistola. Se investigó el caso y la presunción es que la vendió para pagar deudas de juego. Fue sumariado y tuvo que pagar el arma”, precisaron fuentes policiales.
Por otra parte, recordaron el antecedente de un escándalo dentro de la Unidad Regional II, que hace alrededor de tres años derivó en sanciones disciplinarias, cuando a través de un pendrive se conocieron imágenes de alto contenido sexual entre oficiales y subalternos tomadas dentro de misma dependencia.
Tal como viene publicando este medio, luego del relevo de los comisarios, los investigadores fueron atando cabos y detectaron una presunta red de complicidad que involucraría a otros oficiales y subalternos, no sólo en cuestiones de índole sexual, sino ligadas a negocios internos pocos claros que se prolongaron durante muchos años.
No se descarta la participación de empresarios y periodistas del medio en algunas de las fiestas.
Las pruebas recolectadas serían suficientes para demostrar cierto acercamiento de los oficiales con personas de dudosa reputación.
Se investiga si brindaban protección al hampa, como también si los unía algún tipo de negocio en común.
En esa línea se sigue la pista de una posible conexión con una banda dedicada a la trata de personas con fines de explotación sexual, incluyendo el reclutamiento de menores de edad.
Los números
16 años tiene la adolescente, hija de un policía obereño, que podría brindar información clave para encontrar a los responsables de las fiestas sexuales.
500 dólares habrían cobrado cada una de las jóvenes que participaron de la fiesta en enero, que derivó en prácticas aberrantes que pusieron en alerta a los encargados de seguridad del hotel-casino de Oberá.
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