Polémica jugada en el Congreso
El Gobierno evitó una dura derrota
Gracias a la ausencia de Menem, dejó sin quórum la sesión del Senado en la que iba a perder el manejo de la mayoría de las comisiones. En un giro dramático e inesperado, el kirchnerismo evitó ayer una dura derrota legislativa al dejar sin quórum la sesión preparatoria en el preciso momento en el que una coalición de 36 senadores no oficialistas se aprestaban a adueñarse del control del Senado.
La clave que le permitió al bloque del Gobierno prolongar la incertidumbre y frustrar a la oposición fue la ausencia del senador por La Rioja y ex presidente Carlos Menem.
"Como no tienen quórum y no tienen la mayoría de los 37 [senadores], nos vamos a retirar y a seguir discutiendo en otro momento", sentenció, poco después de las 17, el jefe del bloque kirchnerista, Miguel Pichetto (Río Negro), cuando ya se había asegurado la ratificación del bonaerense José Pampuro como presidente provisional del Senado.
Acto seguido, los 32 legisladores que responden a la Casa Rosada se levantaron de sus bancas y dejaron sin quórum para votar y sin respuesta y en un virtual estado de shock político al mosaico de legisladores no oficialistas.
En esta maniobra, fue de vital importancia el aporte del neuquino Horacio Lores (MPN) y de los fueguinos José Martínez y María Rosa Díaz, que se habían retirado del recinto supuestamente ofendidos porque la oposición no los había tomado en cuenta para el reparto de las comisiones.
Sin Menem, la coalición integrada por radicales, peronistas disidentes y otras fuerzas menores se quedó sin los votos suficientes para imponer su criterio y quedarse con la mitad más uno de los miembros en las 25 comisiones permanentes del Senado, tal cual el acuerdo firmado por 36 legisladores.
La ausencia de Menem abre un gran interrogante sobre el funcionamiento del Senado, ya que sin su participación ninguno de los grandes bloques en que se ha dividido la Cámara tiene el número suficiente para iniciar una sesión.
En otras palabras, la jugada del oficialismo abre la puerta a una fuerte crisis institucional. Sin las comisiones integradas, el Senado sólo podrá funcionar en sesión de tablas (sin debatir temas en comisiones), y tanto oficialismo como oposición ratificaron que no están dispuestos a ceder en sus posturas, por lo que la Cámara alta quedaría en un virtual estado de parálisis.
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