Siete días de política
Acuerdo con CFK: un largo paso de Scioli hacia la presidencia
Contra todos los pronósticos se convirtió en el candidato del oficialismo. La teoría conspirativa de un presidente tutelado. El no de Randazzo es la primera bala que le entra a la presidenta. Por Sergio Crivelli
La definición de las candidaturas aceleró bruscamente la transición. Después de impulsar a Florencio Randazzo como adversario de Daniel Scioli, de financiarlo y estimularlo para que lo hostilizara, la presidenta dio un giro de 180 grados y ungió como su candidato al gobernador bonaerense.
Al cierre de esta columna se ignoraba todavía cuál sería su destino después del 10 de diciembre en medio de una verdadera lluvia de candidaturas `K' en busca de fueros para evitar problemas judiciales en las causas por corrupción.
Que CFK eligiera a Scioli fue un hecho, una decisión de `realpolitik', porque Randazzo no tenía la menor posibilidad de ganarle y ella no quería aparecer derrotada. Pero que haya conseguido introducir con Carlos Zannini un caballo de Troya en el futuro gobierno es una especulación fundada en la docilidad con que hasta hoy Scioli obedeció las órdenes de los Kirchner.
Dio lugar a que medios y analistas desarrollaran la idea conspirativa de que el gobernador será un presidente tutelado por Cristina Fernández a través de Zannini y los legisladores camporistas.
Esta teoría alarmó hasta la histeria a los que esperan impacientes el fin del kirchnerismo y polarizara aún más la votación de octubre. Pero parece de compleja realización por al menos dos motivos.
El primero, que el poder del presidente es casi monárquico, y el del vice, ornamental. Sólo se hace efectivo si el presidente renuncia. Ergo, está en manos de Scioli ejercer efectivamente el mandato de los votantes.
En segundo lugar, la suerte de Scioli no depende del kirchnerismo sino de la marcha de la economía. Si consigue sacarla de su actual estancamiento sin un costo social demasiado alto, el kirchnerismo terminará por encolumnarse detrás de un nuevo liderazgo.
Por otra parte Zannini no es un dirigente político con poder territorial o atractivo electoral, sino un empleado de los Kirchner. Lo será de Scioli, si Scioli acierta con las medidas iniciales.
Pero la idea de poner a un hombre propio en la fórmula con más chances de ganar en octubre no resultó gratuita. La presidenta sacrificó a Randazzo y este le devolvió la gentileza rechazando la candidatura a gobernador bonaerense, lo que tuvo dos derivaciones negativas.
La primera, que puso por primera vez en doce años un límite a la voluntad presidencial. Dicho en la jerga habitual de la dirigencia, la presidenta probó por primera vez que `le entran las balas', que su voluntad no es omnímoda, ni irresistible.
El segundo efecto fue abrir la interna bonaerense del peronismo, un universo que la presidenta parece ya no gobernar. Aquí no funcionó el `dedo' y hubo que permitir la competencia. Esa es otra evidencia del vacío que deja su inminente retiro del poder.
Durante una década los Kirchner ejercieron directamente el control de los intendentes de la provincia e impidieron la aparición de un liderazgo local. El candidato preferido por la Casa Rosada era Julián Domínguez, pero como los intendentes de mayor peso territorial -de Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes- apoyaban a su colega de la Matanza tuvo que aceptar la fórmula “mixta” Dom¡nguez-Espinoza.
Esta precariedad del kirchnerismo en la provincia quedó de manifiesto en la fórmula de Aníbal Fernández. Sólo se animó a acompañarlo el raído `progresista' Mart¡n Sabbatella. La posibilidad de que ambos se impongan en las PASO es prácticamente nula.
Por su parte la fórmula opositora Macri-Michetti consolidó un proceso mucho más previsible que el del oficialismo. El jefe de gobierno porteño irá a las PASO con una boleta del PRO y aliados subalternos. Terminó así una larga polémica sobre alianzas tan irrelevantes como quienes las exigían
Sus expectativas de triunfo han disminuido y sólo se mantendrán a flote si se profundiza la polarización. En Santa Fe sufrió un traspié no por salir segundo (el escandaloso escrutinio no es un asunto cerrado), sino porque quedó lejos del porcentaje necesario para compensar lo que perderá en Buenos Aires. La elección de hoy en Mendoza también se presenta complicada y en el restante distrito decisivo, Córdoba, tiene muchas chances de perder.
Ante este panorama adverso sólo le queda forzar la polarización, abandonando el discurso tibio para convertirse en un fiscal del kirchnerismo, algo que lo hecho hasta aquí no permite imaginar.
- Fuente: La Prensa -
|