El análisis
Una democracia que cruje
Una pregunta es muy frecuente entre políticos, empresarios y diplomáticos desde el golpe al Congreso asestado por Cristina Kirchner anteayer: ¿cómo llegará el país a diciembre de 2011, cuando se cumpla el mandato constitucional de la actual presidenta? Una pregunta es muy frecuente entre políticos, empresarios y diplomáticos desde el golpe al Congreso asestado por Cristina Kirchner anteayer: ¿cómo llegará el país a diciembre de 2011, cuando se cumpla el mandato constitucional de la actual presidenta?
Esa primera pregunta arrastra otras, inevitables:
¿Cómo reaccionarán los resortes de un sistema político forzado a andar de tumbo en tumbo durante dos años?
¿Por qué se somete a la ya frágil tolerancia social a mayores dosis de crispación?
¿Buscan, acaso, un suceso impredecible para aumentar aún más la fatiga de la sociedad entre tantos escándalos y agitaciones?
Anteayer, la Presidenta rompió de hecho con los otros dos poderes constitucionales del país. Rompió con el Congreso porque le anunció, cara a cara, que está dispuesta a ignorar su existencia, aunque lo haya hecho entre confusas y profusas palabras. Y rompió con el Poder Judicial porque le dijo, incluida su Corte Suprema, que sólo es independiente del gobierno; es decir, es dependiente de la oposición o de poderes fácticos.
La mayoría opositora del Congreso y los jueces entendieron claramente el mensaje rupturista. Sin embargo, nadie sabe cuánto trecho hay entre la ruptura y la colisión, pero todos advierten que la colisión es la estación siguiente a la de la ruptura.
La experiencia de Mercedes Marcó del Pont podría vaciar aún más de lealtades la administración. Los Kirchner no dudan en inmolar hasta las personas más fieles. Marcó del Pont sería despedida de su actual cargo por el Senado en tiempos inminentes.
Ayer Elisa Carrió la impugnó formalmente ante los senadores y el senador Carlos Verna buscaba el método más efectivo y rápido de deshacerse de ella. ¿Ignoraba la presidenta del Banco Central que se exponía a un bochornoso despido cuando se prestó a un operativo comando del kirchnerismo para manotear las reservas nacionales?
Si lo ignoraba, merece su cesantía por el océano de desconocimientos en el que flota. En cambio, si sabía lo que hacía, es cómplice de uno de los mayores empellones que hayan recibido las instituciones durante un gobierno democrático. Su suerte está echada y su destino se mediría con el reloj y no con el almanaque.
La soledad es una mala compañía, sobre todo cuando el antikirchnerismo es el mejor pasaje hacia la fama. El Senado podría conformar hoy las comisiones con mayoría opositora, y la oposición asegura que tendrá quórum y votos mañana en la Cámara de Diputados para derrumbar el decreto de necesidad y urgencia que se llevó parte de las reservas. Los Kirchner no devolverán el dinero al día siguiente. Eso es seguro.
Las puertas se abrirán entonces a la acción de la Justicia, que ya tiene jurisprudencia sobre el caso: el manejo de las reservas, ha dicho, está en manos del Poder Ejecutivo y del Congreso. De los dos.
Ese es un insoslayable dato jurídico que Cristina Kirchner ignoró olímpicamente cuando firmó el nuevo y escandaloso DNU. Huellas incipientes de una probable colisión aparecen en esos dos frentes dentro del propio Estado.
¿Volverá Verna a negociar con el senador kirchnerista Nicolás Fernández la redacción de un proyecto de ley?
¿Creerá el radical Oscar Aguad en las promesas del kirchnerista Agustín Rossi después del engaño del último fin de semana?
¿A qué han quedado reducidos los pocos interlocutores del oficialismo con la oposición luego de que todos aquellos pasteleos formaran parte de una distracción para poner en marcha el operativo comando del kirchnerismo?
Con mayoría opositora en el Congreso (abroquelada ahora, más que nunca, por obra y gracia del matrimonio gobernante) y con todos los puentes derrumbados, la conclusión es que la conducción del Estado se torna de esa manera inviable.
Una anécdota grosera sirve como ejemplo del ninguneo a la oposición y del grado de distancia existente entre los diferentes protagonistas de la política. Cuando Cristina Kirchner terminó de hablar ante el Congreso, anunciado ya el decreto de necesidad y urgencia que atontó a los opositores, desde las gradas de la soez barra oficialista cayeron sobre los bloques de la oposición unos pequeños volantes. Decían: "Que la sigan chupando".
Estaban firmados por Cristina Kirchner. El autor original de esa vulgaridad es Maradona, pero Maradona es sólo un ex jugador de fútbol que fue sancionado por la FIFA. ¿Quién sancionará al kirchnerismo, que se ufana de ser una corriente política e intelectual en la vida pública argentina?
Una de las respuestas a la pregunta crucial sobre el camino hacia 2011 consiste en señalar que el Gobierno decidió meter en el freezer al Congreso.
Decretos de necesidad y urgencia. Operativos rápidos para cumplirlos. Cooptación de aislados opositores no para que voten a favor del oficialismo (no abundan los suicidas, después de todo), sino para que desaparezcan y las cámaras se queden sin el número suficiente como para poder sesionar. Esta es la respuesta de algunos opositores. "Tratarán de que desaparezca el Congreso", asegura Felipe Solá.
Otra respuesta es más dramática. Supone que los Kirchner resolvieron, el 29 de junio posterior a la derrota, hacer lo que ellos quieren o someterse a una expulsión del poder por disposición del Congreso. "El gobierno de Cristina Kirchner terminó de hecho el lunes", dramatizó un importante exponente de la oposición.
Hubo reuniones opositoras en las últimas horas para evaluar la posibilidad de iniciar el proceso de juicio político a la Presidenta, pero ésa no será una decisión rápida ni fácil de consensuar.
No obstante, líderes de la oposición aseguran que estarán cerca de los dos tercios necesarios para el juicio político cuando se consume la colisión de poderes o cuando sucedan nuevos hechos de manifiesta arbitrariedad.
La propia Presidenta viene sosteniendo, en reuniones privadas con altos exponentes del Estado, que la Justicia busca su destitución con un método parecido al que tumbó en Honduras al ex presidente Manuel Zelaya. Se lo dijo de frente en una reunión a solas al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, y se lo repitió, con formas más elípticas, el lunes, en el Congreso, delante de una multitud.
Nadie quiere convertir a Cristina Kirchner en una destituida y errante presidenta caribeña, pero nadie sabe si no es el propio matrimonio presidencial el que está buscando ese atajo para resolver su desolación.
Por ahora, sólo escalan nuevas cimas en la articulación de un sistema opresivo. Néstor Kirchner usa nombres y apellidos de sus supuestos adversarios para adoctrinar a sus deprimidos seguidores, que podrían ir en busca de las eventuales víctimas.
Un aviso en el canal kirchnerista exhibe nombres y apellidos de dos jueces que fallaron contra la posición del Gobierno. Sólo faltó que le pusieran el domicilio de sus casas particulares o de sus oficinas. Nunca se había llegado tan lejos en la devaluación de la democracia desde 1983.
Cristina Kirchner recordó en el Congreso que en 2001 "la gente nos quería matar a todos". Al colapso de principios de siglo lo precedió una política sin diálogo, un sistema sordo y mudo ante las necesidades colectivas y el egoísmo y la vanidad de todos sus dirigentes. Ningún hecho histórico se repite exactamente como fue, aun cuando se cometan los mismos errores. Pero ninguna sociedad tolera por mucho tiempo, tampoco, que la condenen a vivir dentro de un absurdo campo de batalla.
DEFINICIONES
Conversaciones : ayer, los jueces de la Corte hablaron sobre el discurso de Cristina Kirchner y criticaron las agresiones de la mandataria a la Justicia.
Un fallo contra los DNU: en la Corte hay muchas demandas contra DNU dictados en los últimos 15 años. La Corte busca una causa adecuada para dictar un duro fallo contra los abusos presidenciales.
En primera instancia: las juezas Liliana Heiland y Claudia Rodríguez Vidal estudian las impugnaciones de la UCR y Pro.
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