Festival de Cannes 2017
Tendencias: crueldad y niños en peligro
Familias en constante peligro.
Promedia la muestra y la ferocidad caracteriza las películas de realizadores de renombre, como Haneke, Östlund y Todd Haynes.
Hay películas -y directores- que irritan. A veces lo hacen adrede, otras es el resultado de la percepción del espectador. Por Pablo O. Scholz CANNES. Enviado especial
Como si Prófugos, de Soda Stereo, estuviera resonando en cada recoveco de la Sala Lumière, por aquello de “No seas tan cruel”, en esta edición la tendencia es precisamente la ferocidad y las atrocidades, a veces dentro de una misma familia. Y son moneda corriente.
También, la dura situación de los migrantes en Europa, y personajes infantiles viviendo experiencias para nada aconsejables se han convertido en moneda constante y sonante.
Hay películas -y directores- que irritan. A veces lo hacen adrede, otras es el resultado de la percepción del espectador. Pero ahora que Cannes llegó a la mitad de su desarrollo, veamos unos ejemplos.
Los niños, primero
Chicos que no la pasan bien: el hijo del matrimonio que decide separarse en Loveless, del ruso Andrey Zvyagintsev, que se marcha del hogar con consecuencias impredecibles, quizá no la pase tan mal como Rose y Ben, protagonistas de Wonderstruck, de Todd Haynes, pero la chica es sorda y separada de su madre, y al chico que no conoce a su padre es huérfano de madre; en Blade of the Inmortal, Takashi Miike convierte a Rin en una vengadora nata cuando ésta ve cómo asesinan a su papá y violan y raptan a su madre; en Okja, de Bong Joon-ho, Mija ve cómo una corporación quiere masacrar a su mascota, una cerda/hipopótamo de 6 toneladas.
Festival de Cannes 2017: Las tendencias son crueldad y niños en peligro
El irlandés Colin Farrell y el pequeño Sunny Suljic, su hijo en la cruenta ficción de "The Killing of a Sacred Deer", de estreno confirmado en nuestro país. FOTO: AFP
¿Más?
En The Square, del sueco Ruben Östlund, una niñita es volada en pedazos en un clip de promoción de un museo, y otro niño es amenazado y…
En The Killing of a Sacred Deer, de Yorgos Lanthimos, los hijos de Nicole Kidman y Colin Farrell no pueden caminar, y se arrastran. En Happy End, de Michael Haneke (ver Festival de Cannes 2017: Haneke, Huppert...) hay una combinación de los tres tópicos –crueldad/niños en situación no aconsejable/crisis de inmigrantes-, por denominarlos de alguna manera: Eve, de 12 años, asesina a su mascota, no queda claro si tuvo que ver en la muerte por intoxicación de su madre, da pastillas a una amiguita, y más, que no conviene adelantar.
Por su parte Georges (Jean-Louis Trintignant) quiere suicidarse y pide ayuda a unos inmigrantes de color en la calle; luego, su nieto, hijo de Isabelle Huppert, lleva a una fiesta a más inmigrantes, ante el estupor de todos.
En Las hijas de Abril, del mexicano Michel Franco, una adolescente queda embarazada, tiene a su bebé, pero su madre (Emma Suárez, de Julieta, de Almodóvar) no sólo lo da en adopción, sino que luego se lo roba sin decirle nada a su hija… y conquista al su novio también adolescente.
Con respecto a los inmigrantes, en Jupiter’s Moon, del húngaro Kornél Mundruczó, un joven es baleado cuando está por ingresar a Hungría, y de buenas a primeras no sólo no muere sino que adquiere el poder de levitar; y ya mencionamos lo que ocurre en Happy End, de Michael Haneke.
Y si como inmigrantes se entiende a extraterrestres, la rubia Elle Fanning es un alien seductor en How to Talk to Girls in Parties, de John Cameron Mitchell, y abundan los cuerpos robados por invasores en Before We Vanish, de Kiyoshi Kurosawa, quien no tiene nada en común con Akira, salvo el apellido.
Y esto recién va por la mitad.
- Fuente: Clarín.com -
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