La crisis institucional
La Presidenta acusó a la Corte de querer censurarla
El alto tribunal le reclamó ayer, mediante un comunicado, "mesura y equilibrio"; fue una reacción a la descalificación de jueces. Cristina Kirchner le respondió anoche: "Mesura tiene sonido a censura". El conflicto entre la Presidenta y la Justicia se profundizó anoche. Tres horas después de que la Corte Suprema, mediante un comunicado, exhortara "a quienes tienen responsabilidad de gobierno a expresarse con mesura y equilibrio", y advirtiera que "las leyes se aplican a todos por igual", Cristina Kirchner respondió: "La palabra mesura tiene mucho sonido a censura; no me parece lo más apropiado".
Hace nueve días, durante su discurso ante la Asamblea Legislativa, la Presidenta acusó a los jueces de conceder excarcelaciones a cambio de dinero y criticó su supuesta falta de independencia respecto de los poderes económicos.
Tres días más tarde, en un mensaje por la cadena nacional, dijo que hay jueces "alquilados" y advirtió que no cumpliría con el fallo de la jueza Claudia Rodríguez Vidal, que al suspender el decreto 298/10 prohibió pagar deudas con reservas del Banco Central.
Esas expresiones provocaron un fuerte malestar en la Justicia. Durante los últimos días, varias organizaciones de magistrados interpretaron que la mandataria había tratado de "presionar" a los jueces e hicieron saber que esperaban un pronunciamiento del tribunal en defensa de la independencia judicial.
Ayer a la mañana, el ministro Carlos Fayt calificó de "tonterías" las críticas de Cristina Kirchner. Más tarde, el máximo órgano judicial, que preside Ricardo Lorenzetti, buscó con el comunicado hacer un pronunciamiento institucional y único; sólo se abstuvo de firmarlo uno de los siete jueces, Enrique Petracchi.
"El límite de las críticas es la razonabilidad y el respeto a la garantía de independencia judicial que esta Corte está obligada a preservar como cabeza de un poder del Estado", dijo el tribunal.
La Presidenta contestó: "Me parece que no midió exactamente el peso específico que representa la importancia de garantizar la libertad de expresión de todos los ciudadanos", afirmó la Presidenta ante los periodistas acreditados en la Casa de Gobierno.
La Corte se había pronunciado con un lenguaje con el que podrían sentirse aludidos todos los que tienen funciones de gobierno.
Pero el texto del comunicado no fue apresurado: si bien algunos dicen que partió de la pluma de Lorenzetti y de Elena Highton, la vicepresidenta de la Corte, todos los ministros lo discutieron largamente durante una dilatada reunión que celebraron ayer en el tribunal.
No era la primera vez que la Corte emitía un comunicado. Lo hizo hace tres años con relación a otra crítica del matrimonio Kirchner contra los jueces de Casación. Pero sí es inusual que lo haga.
Para darle más fuerza, lo firmaron seis de los siete jueces. Petracchi se abstuvo y, según fuentes judiciales, les comentó a sus pares que, según su parecer, la Corte sólo debe pronunciarse cuando dicta fallos. Algunos recordaron, sin embargo, que Petracchi, en 1989, había firmado una acordada contra un proyecto de Carlos Menem de ampliar la composición del cuerpo.
Las palabras presidenciales ante la Asamblea Legislativa habían calado hondo en la Justicia, que las leyó como un desafío a la división de poderes.
Y los jueces, luego de los pronunciamientos de las asociaciones profesionales que agrupan a los magistrados, esperaban una defensa del máximo órgano judicial.
Los ministros se sentían en deuda. Se alineaban entre los más decididos a pronunciarse, incluso algunos que habitualmente son vistos como oficialistas y mesurados, y aquellos que preferían ser más cautos.
Finalmente, todos coincidieron. Los agravios presidenciales parecen haber unificado a todos en contra de las desmesuras del matrimonio Kirchner.
Cuestiones pendientes Entonces, la Corte tenía tres cuestiones para resolver. Primero, se trataba de buscar el tono correcto, no agraviante. El tribunal también parece haber evaluado que el Consejo de la Magistratura, que es el organismo encargado por la Constitución de velar por la independencia de los jueces, se mantuvo en un sugestivo silencio. Es sabido que el oficialismo tiene un peso muy importante en el Consejo.
Y, finalmente, en la mañana de ayer, había surgido un nuevo enfrentamiento. El ministro Fayt, cuando fue abordado por los periodistas, calificó de "tonterías" los polémicos dichos de la Presidenta y explicó: "Si usted va al médico, va a encontrar muchas cosas que le dice y usted no le va a llevar el apunte. Cuando son tonterías, evidentemente, ¿usted le daría importancia?
En la Argentina parece que el conflicto domina la inteligencia. Es necesario poner una cuota de inteligencia para dominar el conflicto".
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, salió al cruce casi de inmediato. Calificó esas expresiones como "un despropósito" y agregó: "Harían bien todos en bajar algunos decibeles y creo que también desde la Corte es particularmente aplicable este concepto. La racionalidad y la prudencia deben provenir de todos, especialmente de los miembros de la Corte Suprema, que hace de eso un culto".
Parecía que ya no había más lugar para dudas y los jueces eligieron marcar la importancia de la mesura para mostrar los riesgos institucionales que se ciernen a partir de los excesos políticos.
Pero la Presidenta reaccionó otra vez: cuando se acercó a los periodistas en la Casa de Gobierno, no improvisó; había meditado bien lo que iba a decir.
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