Violencia sin fin
Las barras no tienen freno y las muertes se suceden cada vez con mayor frecuencia
Juan Bustos, de 34 años, hincha de Rosario Central, fue baleado en Rosario; Marcos Galarza, de 21, de, Defensa y Justicia, fue apuñalado en Florencio Varela; ya son cinco las víctimas en lo que va del año. Absurdo. Fueron dos muertes más, entrelazadas con el fútbol. Fueron el resultado de la intolerancia, de la furia y de los intereses.
Fueron, ni más ni menos, las que elevaron la cuenta a cinco víctimas en apenas 35 días; si se quiere, a tres en apenas 7 días.
Las barras bravas argentinas están descontroladas y se mantienen en un estado de agitación permanente. El zumbido en el avispero se advierte a mucha distancia en el año mundialista, mucha más de lo que podía intuirse incluso frente a los frágiles discurso de unidad y buenos comportamientos.
Por diferentes internas y rencillas, la violencia terminó con la vida de Juan Alberto Bustos, de 34 años, hincha de Rosario Central, y de Marcos Galarza, de 21, de Defensa y Justicia, equipo de la B Nacional.
A ellos se les agregaron los ataques en Estudiantes (ver aparte), con un enfrentamiento de larga data. Absurdo caos.
La confusión dominó a Rosario entre versiones. "Chaperito" Bustos, hijo del "Chapero", ex jefe de la barra de Central, recibió anteanoche cinco balazos, según los primeros testigos, de dos hombres que recorrían en una moto el barrio Empalme Graneros. Varios medios rosarinos informaron que Bustos estaba en su casa y oyó que lo llamaban desde la calle. Cuando salió, se sucedieron varios disparos y se vio a la moto huir del lugar.
Además de las cuestiones de poder de la barra, en la que los "Chaperitos" perdieron el liderazgo hace nueve años con los "Pillines" -apenas conocido el hecho se pensó en ellos-, el crimen tendría vínculos con la venta de drogas, según las primeras conjeturas de los investigadores.
La zozobra prosiguió en Florencio Varela. El crimen de Galarza, también producido anteayer, fue atribuido a una interna entre dos grupos de la hinchada de Defensa y Justicia que pugnan por el dominio y los consiguientes beneficios, entre ellos varios pasajes para el Mundial de Sudáfrica. Fuentes cercanas a la investigación comentaron que, tras una persecución entre automóviles por la calle Dessy de esa localidad, los bandos se cruzaron en una gresca que terminó con Galarza apuñalado.
Presuntamente, Galarza respondía a un hincha apodado "Pata", y los autores del asesinato estarían relacionados con el grupo que lidera Héctor Alarcón ("Vaca"), también integrante de la barra brava de Boca, que iría a Sudáfrica con La 12 o con HUA. "Yo sé que una parte de la hinchada tiene allegados a la hinchada de Boca y que fueron a varios torneos juntos, pero si ellos van y tienen plata, nosotros no la ponemos", dijo el presidente de Defensa y Justicia, Jorge Lemme, en declaraciones al canal de cable TN.
Tras el incidente, la policía decidió que el partido de mañana entre Defensa y Justicia y Boca Unidos se jugará en Lanús, a puerta cerrada
Todo sucedió justo una semana después de otro cónclave de los barrabravas congregados en la agrupación kirchnerista Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), que se despachó con una advertencia que, por estas horas, parece demasiado frágil: "No aceptamos hinchadas que tengan internas".
La ONG repudió los disturbios y excluyó del proyecto a Rosario Central y a Defensa y Justicia.
La sinrazón dominó hasta ahora en 2010. Walter Cáceres, de 14 años, simpatizante de Newell´s, fue baleado en una emboscada en la autopista cerca de Rosario, en el viaje de regreso después de un partido ante Huracán; murió el 5 de febrero.
Gastón Mendoza, de Colón, fue baleado en el Barrio Centenario, antes de un encuentro con Central, en un hecho confuso; falleció el 28 de febrero.
Sergio Rodríguez, policía, de 38 años, también fue baleado, en la estación de trenes de La Plata, durante una pelea entre hinchas de Estudiantes; murió el 4 del actual.
Sí, cinco muertes en 35 días. Una locura que crece sin freno.
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