Agroindustria - Por Juan I. Martínez Dodda
Eric Heesch: “El que crea que con el ovino ya hizo y aprendió todo, está equivocado"
A 30 kilómetros de Río Gallegos, el productor Eric Heesch recibió el legado de sus bisabuelos y supo cultivarlo. Cambios de raza y ajustes en el manejo le permiten mantenerse en un contexto climático que no ayuda. En los años 80 se esquilaban 10.500 animales por zafra, hoy sólo 6.500. Hace 42 años que administra la estancia Bella Vista. Su historia, su legado y sus desafíos. El aprendizaje es constante y así lo entiende este hombre de campo. “El que crea que con el ovino ya hizo y aprendió todo está equivocado, cada vez que entrás en contacto con estos animales, ellos te enseñan algo”, contó el productor ganadero Eric Heesch, que hace 42 años que administra la estancia Bella Vista, a pocos kilómetros de Río Gallegos. Su historia, su legado y sus desafíos.
En 1886 su bisabuelo fundó la estancia que hoy administra en sociedad con su hermano y su hermana. Hasta que falleció el año pasado, la presidenta de la empresa familiar era su madre. Volvamos al bisabuelo. Años antes, había llegado en barco de Friedrichstadt, Alemania, y había ido directo a Punta Arenas (Chile), donde ya tenía un hermano. Lo invitaron a quedarse, pero decidió cruzar la cordillera y poblar del otro lado, en Argentina.
Historia
“Durante la presidencia de (Julio Argentino) Roca compraron 20.000 hectáreas que le dieron a pagar en cuotas, trajeron sus cosas en carreta desde Punta Arenas (un trayecto que hoy es de 260 km), viajaban de noche porque de día los complicaba el viento y con un caballo blanco adelante como guía”, recordó Eric Heesch. Ya en suelo argentino tuvieron ocho hijos.
Para tener como parámetro de lo rápido que se asentaron, en 1921 se fundó la Rural de Río Gallegos y en 1924, para la primera exposición, Bella Vista ya aportó sus animales.
“Mi hermana mayor y mi hermano menor nacieron en Río Gallegos, a mi me tocó nacer en Buenos Aires, pero a los pocos días ya estábamos en el campo, donde hicimos la escuela primaria, con una maestra que venía de lunes a sábado y después íbamos a rendir a Gallegos”, contó Heesch, que luego pasó un tiempo de pupilo en un colegio de Buenos Aires, con 18 años le tocó el servicio militar y en 1978/79 arrancó como cadete a la Estancia Cullen, en Tierra del Fuego, contra el estrecho de Magallanes y Chile.
Un joven administrador
En marzo de 1980, con 21 años, se hizo cargo de la administración de Bella Vista. Su tío, que había quedado a cargo, ya no podía solo y falleció en 1982. “El año más bravo desde que estoy fue el 1995, donde perdimos casi 5.000 animales, la mitad de lo que teníamos, y eso significa que perdés la oveja, pero también la lana, la cría y el cuero, nevó tres días y tres noches seguidas sin parar, no podíamos salir de la casa porque no se podía abrir la puerta de la nieve que había acumulada”, recordó Eric aquel mal trago.
Mientras tanto, durante tres años Heesch despuntaba el vicio como corredor de autos en la categoría Stock Car galleguense. Fanático de los fierros, piloteó un Torino entre 1990 y 1992. “El dato curioso es que desde que dejé de correr nunca más esa marca ganó una carrera, los fierros me encantan”, dijo.
Fue jurado de Corriedale durante muchos años. Estuvo en la Exposición de Palermo, en San Julián, Tierra del Fuego, y hasta en Asogama, la expo de Punta Arenas, Chile.
“Lo que más me gusta es trabajar con la hacienda y estar el aire libre aunque a veces hay que soportar temporales tremendos, pero me gusta, disfruto de clasificar hacienda y cada vez que metés el ovino al corral te enseña algo nuevo”, contó Heesch.
En el debe, “lo más feo” es la sequía, la falta de agua que se viene profundizando, así como la escasez de personal, el abigeato y las muertes de ovejas por perros (cimarrones) que vienen de la ciudad”, lamentó el productor. La estancia está a sólo 34 km de Río Gallegos.
En los años 80 se esquilaban 10.500 animales por zafra, hoy sólo 6.500
Cuando se hizo cargo de Bella Vista, en los años 80, se esquilaban alrededor de 10.500 animales por zafra; hoy, sólo 6.500 con la misma cantidad de campo. ¿Por qué? “Hasta los 80 el promedio de lluvias en nuestro campo era de 250 mm por año, ya en lo años 90 el promedio era de 180 mm y el año pasado registramos 80 mm, que encima se dieron en una época que no sirve demasiado, junio-julio”, explicó Heesch.
Las lluvias que sirven son las que se dan en abril-mayo, para que filtre bien y eso empiece a hacer su efecto cuando sale el pasto, meses más tarde. En 2022, la cosa no está mal, aunque falta mucho aún, pero se registran ya 56 mm.
Cambios
En septiembre de 1986, Heesch fue de los primeros que empezó con esquilas preparto, todo un cambio para la producción ovina santacruceña. “Los mayores me decían que los animales no iban a sobrevivir, que era difícil, pero funcionó, no creo que me haya equivocado porque hoy te diría que el 80% de las esquilas se hacen preparto”, relató el productor.
En 2004 Heesch dio un golpe de timón. Cambió de raza. “La lana fina históricamente se pagó mejor, pero hoy la brecha con la gruesa es tremenda, por eso, viajé a Australia, me informé y decidí dejar corriedale para empezar con el MPM (Merinos Multipropósito)”, expuso el Heesch.
En lo que hace a producción “el ovino no tiene techo” y se debe innovar constantemente Otro cambio no menor, tanto por el ahorro de costos como por la facilidad de manejo, fue trabajar con la genética, que favorece ovejas sin los ojos tapados. Básicamente, que no les crezca lana que les tape la visión. De esta manera, se evita tener que hacer esquilas para que eso no suceda.
“Hicimos un estudio de fertilidad y vimos que los animales además de que no se les tapan los ojos, son más fértiles, se defienden mejor, son más fáciles de arriar porque al tener visión siempre saben donde van”, explicó Heesch.
Desafíos
“Hace unos años la actividad era mucho más rentable, había otros valores y sin inflación, el gran tema del ganadero es que le pagan a valor dólar, pero dólar oficial y en pesos, mientras que los costos son altísimos y a dólar paralelo”, expuso Heesch.
Cuando analizan desafíos y oportunidades, Heesch señala que están evaluando incorporar un manejo holístico, esto es, pastoreos rotativos en vez de continuos. “Con esto, dicen, podríamos tener la misma cantidad de animales o más, respetando los tiempos para que crezca el pasto, mejorando el estado de la hacienda, pero para que esto funcione hay que subdividir nuevamente los campos, poner acceso a la bebida en cada lote y todo eso tiene un costo alto que hay que animarse a afrontar”, expuso Heesch.
También tienen presupuestada la instalación de pantallas solares, para tener electricidad las 24 horas. “Es lo que viene y algunos campos ya lo tienen”, compartió el productor.
“Hay que seguir mejorando, yo no insemino todos los años, pero es una herramienta que acelera el avance genético, eso sí, también tiene un costo y no es fácil”, dijo Heesch. Y cerró: “Siempre hay que seguir mejorando, porque yo creo que el ovino no tiene techo”
- Fuente: La Opinión Austral -
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