Por José Elpidio Romero
Reencuentro de amigos
Comienzo de la década del 70. Nueva vida en una ciudad distinta, La Paz Entre Ríos. Colegio Secundario, nuevos compañeros y esa especial unión que el deporte brinda a cada uno de nosotros. Con Eduardo Enrique jugamos juntos al fútbol y hubo esa especial comunicación entre dos jugadores que gustaban del buen juego siempre. Tiempo después, yo me fui de La Paz, pero siempre mantuve contacto con muchos amigos de esa época. Eduardo continuó jugando y el popular “Tokio” como lo bautizaron después, fue un excelente futbolista. Comienzo de la década del 70. Nueva vida en una ciudad distinta, La Paz Entre Ríos.
Colegio Secundario, nuevos compañeros y esa especial unión que el deporte brinda a cada uno de nosotros. Con Eduardo Enrique hubo química desde el primer momento en que jugamos juntos al fútbol, esa especial comunicación entre dos jugadores que gustaban del buen juego y hacerlo bien para finalizar con un resultado positivo.
A veces se daba así, otras veces no, pero nunca traicionábamos el tratar con respeto a nuestros compañeros de equipo, la pelota y a los adversarios.
Nuestro club y en donde comenzamos a jugar fue Cycles, en esa ciudad entrerriana, un club humilde y chico todavía en esos años, pero cuando nosotros nos poníamos la camiseta nos sentíamos unos “gigantes”.
Tiempo después, yo me fui de La Paz, pero siempre mantuve contacto con muchos amigos que me comentaban de la vida de varios conocidos de esa época. Eduardo Enrique continuó jugando y el popular “Tokio” como lo bautizaron después, fue un excelente futbolista.
Octubre del 2024. Lo llamo por teléfono a mi amigo Eduardo y le comento que el Viernes 11 voy a estar en Paraná, ciudad en donde vive, y la invitación a cenar en su casa fue tan solo un trámite, porque sentarnos a comer juntos, tomar un café o un vaso de agua, sería el pretexto ideal para poder charlar y recordar esa linda época de nuestra juventud. Y fue así, además de ser unos excelentes anfitriones, él y su esposa Bibiana Cantisani nos atendieron a mi y a mi esposa Graciela Ugartemendía como reyes.
El menú elegido por Eduardo fue de empanadas de boga y el patí frito, sabrosos pescados del rio Paraná que salieron riquísimos. Fue una hermosa reunión que prometimos volver a hacerlo en Paso de los Libres, cuando sea posible hacerlo, ya que la invitación está hecha.
Hasta pronto amigos y que sigan teniendo una muy buena vida ¡
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