Desde Colombia
Tim Robbins: "La gente renunció a su privacidad"
El texto de Orwell, aquel que introdujo la idea de un Gran Hermano que controla nuestros pasos, llega al San Martín con puesta de este gran intérprete internacional. BOGOTA.- "La gente hoy en día ha optado por renunciar a su privacidad. A toda hora vamos con un aparato de localización, nuestros propios celulares, de un lado al otro.
Nosotros mismos le permitimos al Gran Hermano tener el poder. Si tienes un teléfono te pueden encontrar en donde sea", dice Tim Robbins ante una sala colmada de periodistas de varias nacionalidades. Y, en un perfecto juego de inversión de roles, pregunta: "¿Estamos dispuestos a liberarnos de nuestros celulares?
Toda esa plata que pagamos a las empresas de telefonía es para que creen una base de datos que, después, venden a los gobiernos. En este marco, yo preferiría vivir en una granja con un teléfono fijo de aquellos que tenían discado".
A las pocas horas de pisar suelo colombiano, el actor y director norteamericano ya está bailando en medio de Carpa Cabaret, el lugar de encuentro nocturno del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá que termina mañana.
La gente no para de sacarle fotos. Algunos, seguramente, saben quién es ese grandote con gafas y sombrero que se deja seducir por el ritmo caribeño. Otros, no; pero la pulsión de sacarle fotos a un famoso es irresistible.
A mañana siguiente, una persona de su grupo, The Actors' Gang, comentaba que si antes la gente se acercaba a la figura conocida para pedirle un autógrafo, ahora, con los celulares con cámara tan al alcance de la mano, esa imagen tomada a la distancia tiene más valor que una firma en un papelito encontrado en un bolsillo.
El comentario parece responder a una de las tantas líneas reflexivas de 1984, la genial novela de George Orwell, y del análisis que el mismo Tim Robbins realiza sobre ese texto escrito en 1948 que, con puesta suya, se estrenará el jueves en el Teatro San Martín.
Hace unos años, el ganador del Oscar por su labor en Río Místico tomó una elección tan personal como política: en su casa ya no hay televisores.
En 1984, Orwell habla de "los dos minutos de odio" durante los cuales la gente se pone frente a su televisor y le grita a la persona que se opone a sus ideas políticas. "Yo me di cuenta de que había hecho eso durante dos horas por día a lo largo de todo el gobierno de [George W.] Bush.
Fue entonces que me dije: «?Tengo que dejar de odiar». Es que, en general hay un grupo que odia a otro y éste odia al primero. Estoy seguro de que en el medio está la verdad", apunta. Desde hace un tiempo, esas dos horas que pasaba frente a la pantalla hundido en la bronca, ahora las dedica a escuchar música.
P.-¿Es verdad esa anécdota que contó recién durante la conferencia de prensa?
R.- Sí [se ríe]. Fue un momento especial. Estaba en pleno proceso de divorcio y me estaba comprando una nueva casa en Los Angeles. Ahí fue cuando decidí no tener televisión en mi nueva casa. Ahora sólo tengo una pantalla para ver películas.
En 2009, Robbins se estaba separando de Susan Sarandon. Venía de protagonizar la película Los afortunados (título poco acertado para un momento personal complejo) y presentó 1984 en España.
Datos del pasado. Ahora, durante la conferencia de prensa, reiteradas veces se le consulta sobre temas políticos.
Minutos después, en un apartado con LA NACION, se explaya sobre ese tema: "Es razonable que se hable de esas cuestiones. En términos periodísticos, una obra como 1984 permite abordar esas aristas de la realidad. De todos modos, nunca más me voy a meter en temas vinculados con lo político".
P.- ¿Por qué no?
R.- Porque creo que es un mecanismo para mantener a la gente dividida y la gente tiene muchas más cosas en común de lo que se cree.
Su cambio de postura actual ante temas de la actualidad se lo ha tomado a pecho. Por lo pronto, esta misma semana la FARC puso en libertad a los últimos rehenes políticos. Un periodista colombiano le pregunta sobre el asunto. El dice no conocer en profundidad el caso y evita contestar.
Pero, como buen bicho político que es, lanza una pregunta: "¿Qué función cumplen los grupos guerrilleros? ¿Sirven para enfurecer a cierta parte de la población con el único propósito de legitimar determinadas actuaciones de los gobiernos?"
Minutos después, se preguntará: "¿Se puede pensar en estos momentos en un solo país en el que, realmente, sea la voluntad de la gente la que gobierne? ¿Se puede pensar en algún gobierno democrático que, realmente, esté legislando para terminar con las diferencias entre ricos y pobres?" En el medio de juegos retóricos, afirma: "Lo que sí sé es que un gobierno inspirado debería estar apoyando las artes".
Esta semana, en el diario colombiano El Tiempo apareció una noticia que se conecta con la temática de la obra. Se informa que la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos está construyendo un monumental centro capaz de analizar, almacenar, procesar y descifrar todas las formas de comunicación no sólo de Estados Unidos, sino del planeta.
El periodista va más allá de la información en bruto: "Parece la materialización del Gran Hermano, ese personaje ficticio que concibió Orwell en su novela 1984 ".
P.- Ante la eterna reflexión sobre la actualidad de un clásico, ese artículo parece responder a una de las claves de su puesta.
R.- Puede ser, pero ésa es una de las capas del espectáculo. Si se quiere, la parte más evidente. Hay otros conceptos en la obra como la función de la guerra en la sociedad, sobre el amor y la autodeterminación, y sobre lo que significa ser libre. Ahora, claro está, con los reality shows la privacidad ya no le importa a nadie, importa ser famoso.
Teatro, cine, downloads
Para el intérprete norteamericano, refugiarse en el teatro en medio de filmaciones de películas es la ecuación perfecta.
"Los textos de Shakespeare y de Chejov me han dado una herramienta fundamental como actor para poder encarar una película. En Hollywood no todos hacen lo que quieren hacer porque, generalmente, no saben lo que quieren. Vemos que las películas se vuelven cada vez menos emocionantes.
Hay un miedo cinematográfico que impide que se haga cierto tipo de películas. Por eso mismo el teatro es más relevante y se vuelve más emocionante cada vez. Por otra parte, el teatro es la única expresión artística que no se puede bajar por la computadora...", apunta con risa cómplice quien, después de su gira por Bogotá y Buenos Aires, volverá a Nueva Orleans, en donde está trabajando para la serie Treme , de HBO, ambientada en esa ciudad a poco tiempo del paso del huracán Katrina.
Su reivindicación hacia el teatro va de la mano de su optimismo hacia Internet y su rol en la organización social. Para el reconocido activista político "la Red está logrando que caigan barreras culturales y físicas. Está creando una democracia real en una comunidad que se queja y quiere luchar contra los abusos. Yo quiero ser optimista, opto por creer en esa unión. Internet es un medio democratizador porque genera comunidad. Por primera vez nos estamos dando cuenta del poder real que tiene la unión de la gente organizada para protestar"..
Foto: Reuters |