Nacimiento del Cristianismo
La historia del pesebre de Navidad
De Belén al mundo, la representación del relato bíblico del nacimiento de Jesús en un establo fue evolucionando en una tradición que va desde el arte más refinado hasta las más sencillas expresiones de fe popular. Como en cada Navidad, el pesebre recupera su lugar en muchos hogares, para perpetuar una tradición más que milenaria, asociada a la celebración del nacimiento de Jesús, a Navidad.
El relato evangélico del nacimiento, según San Lucas
"Y aconteció que estando ellos allí (en Belén), se cumplieron los días de su alumbramiento. Y (María) dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.
Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. (...) (Los pastores) vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre."
Una cuna en el establo
El pesebre nació con el cristianismo dado que es evocado en los primeros relatos de los evangelistas. Es Lucas el que hace alusión directamente a ello, explicando que María y José, venido a Belén para ser censados, no habían podido encontrar lugar en el mesón.
A falta de algo mejor, los dueños del lugar los habían instalado en una pieza inferior, destinada a los animales. Una versión tardía del siglo II convirtió este establo en una gruta.
El niño Jesús habría sido entonces colocado, desde su nacimiento, en el comedero de las bestias, es decir, el pesebre.
Por extensión, pronto esta palabra designó la representación completa del episodio. [...]
Mientras que, por un lado, los artistas se dedicaban a diseñar estas "natividades", por el otro, el pueblo ponía todo su talento en la puesta en escena de estos "pesebres". Pero sigamos un momento en Belén: es aquí en efecto que el primer pesebre, el verdadero, fue venerado desde los primeros siglos.
"Admiro al Creador del mundo, que nace, no entre el oro y la plata, sino en el barro" (San Jerónimo)
En el siglo IV. San Jerónimo se indigna ya por su desaparición: "Me era precioso, el que ha sido retirado; [...] la fe cristina es digna de este pesebre de arcilla. [...] admiro al Señor que, aunque creador del mundo, nace, no entre el oro y la plata, sino en el barro". Ciertos fragmentos del santo pesebre habrían sido conservados y llevados por peregrinos a la Basílica Santa María Mayor de Roma, donde desde el año 432 el papa Sixto III había creado una copia de la Gruta.
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